Parte 3 1/4

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Hacía casi un mes y medio que había huido y no había vuelto a ver a Kara. Y ahora la tenía delante de ella, encadenada a un muro de piedras en una de las celdas del escondite de los Luthor.

Dos de las cadenas colgaban del techo y, atadas a las muñecas, mantenían los brazos de Kara alzados mientras estaba sentada en el suelo; otras dos salían del suelo y estaban atadas a sus tobillos. La habitación era oscura con una pequeña ventana alta por la que entraba algo de luz del exterior.

Cuando Kara la vio, se levantó directa hacia Lena furiosa.

- Te mataré. - gruñía Kara revolviéndose entre las cadenas e intentando llegar hasta Lena.

La morena se la miraba con los brazos cruzados y una ceja levantada desde una posición a la distancia suficiente de la rubia para que no la alcanzara.

- ¿Cómo se te ocurre llegar hasta aquí? - le preguntó Lena llevándose la mano al puente de la nariz. Habían encontrado a Kara merodeando los alrededores del escondite.

- ¿Cómo pudiste irte así? - le recriminó Kara tirando con fuerza de las cadenas.

- ¿Qué?

- ¿Cómo pudiste ir después de... de...? - decía dolida Kara.

- ¿Por eso estás aquí? ¿Por qué me fui después de que nos acostáramos? ¿Estás loca? - exclamó Lena sorprendida. Lo último que esperaba es que Kara la siguiera hasta tan lejos y sola. La rubia tiraba con fuerza de las cadenas para llegar hasta ella. - Por cierto, no vas a romperlas. Están hechas a prueba de kryptonianos. - dijo señalándolas.

- ¿Cómo pudiste caer tan bajo? ¿No se te ocurrió un plan más rebuscando que seducirme y después abandonarme? Eres una maldita...

- ¡Eh! Aquí nadie sedujo a nadie. Por lo menos, no apropósito. - se defendió Lena.

- Es lo que hiciste.

- Nunca fue mi intención que las cosas salieran de esa manera.

- Seguro que fue muy divertido verme caer como una idiota.

- ¡Por los dioses, Kara! Sí, me fui. Por la mañana nos metíamos en un barco directo a la capital. ¿Querías que cavara mi propia tumba?

- Y no había momento mejor que después de... - dijo Kara sin acabar la frase bajando la mirada y dejando de pelearse con las cadenas.

- De acostarnos. Ya te lo he dicho: no quería que las cosas pasaran así. - dijo acercándose un poco a la rubia y suspiró. - Lo siento, nunca fue mi intención herirte. - continuó sincera Lena.

****

- ¿Cómo has pasado la noche? Supongo que con esas cadenas no muy cómoda. - dijo Lena entrando a la celda cargada con una jarra y un vaso. No recibió ni una respuesta de Kara. Ni siquiera la estaba mirando. - Traigo agua. Lex dice que no te vamos a dar nada de comer. Quiere debilitarte. Por lo menos, ha aceptado que te traiga agua, pero con esas cadenas creo que necesitarás ayuda.

Lena llenó el vaso de agua y se acercó a la rubia que estaba sentada con la espalda contra la pared a la que estaba encadenada. La morena intentó girarle el rostro a Kara para que la mirara, pero Kara lanzó un mordisco. Lena pudo retroceder lo suficientemente rápido y separarse de la rubia que volvía lanzarse sobre ella.

- Supongo que no estarás tan sedienta. Nos vemos mañana. Te dejo el agua por aquí. Con un poco de suerte, a lo mejor llegas hasta ella. - dijo colocando los objectos en el suelo. Kara no llegaría al agua, pero, en el estado en el que estaba la rubia, no iba a acercarse a ella.

****

Cuando entró al día siguiente Lena se encontró la jarra tumbada en el suelo. Seguramente Kara, al intentar alcanzarla, la tumbó. Kara estaba sentada en la misma posición que el día anterior.

Dioses y guerras [Supercorp AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora