Podía notar en los ojos de mi novio una gran decepción, tenían un brillo que precisamente no eran de felicidad.
- ¿Estás contento no? - preguntó para Erick.
- Daniel, yo puedo explicarte...
- NO. Tú no te acerques - señaló.
- No hagas dramas, Christopher me sigue amando y debiste saber que después de estar juntos no me sacaría tan fácil - dijo mi ex novio.
- ¿Ni siquiera te da vergüenza admitir que estuviste con alguien que ya tenía novio? ¡Qué clase de persona eres! - exclamó al borde de las lágrimas.
- La misma clase de persona que tu novio y sí, no lo he olvidado, me gusta y lo que siento por él estoy seguro que es más fuerte que lo que tú sientes.
- ¡Daniel no!
La mano de mi novio provocó una rápida inclinación de la cabeza de Erick, aquella cachetada sonó tan fuerte que no me imaginaba el ardor que quizás estaba sintiendo.
Mis intentos de separarlos fue realmente en vano, un empujón de Daniel me alejó provocando un leve desequilibrio. Veía todos los golpes que se daban, por más que les pedía que se separen ninguno de los dos cedía, ambos estaban con un enojo que al final de cuenta había sido provocado por mi.
- ¡NO DÉJAME QUE LE PARTA LA CARA! - exclamó Erick.
- CÁLMATE Y COMPÓRTATE - grité sin soltarlo.
- CORNUDO DE MIERDA.
- PROSTITUTO - gritó Daniel sin medida.
Apenas vi que venía en dirección de Erick extendí mi brazo pidiéndole que se calme, en ese mismo momento no sabía cual de los dos tenía la cara con más golpes.
- Métete - pedí para mi novio.
- Eso, obedece que se va conmigo - rió Erick.
- DANIEL YA. MÉTETE DE UNA PUTA VEZ - grité alterado.
Retrocedió sin molestarse en esconder su rabia, veía su mano empuñada mientras su mirada estaba en ambos.
- Tenía que hacerlo, yo...
- Cállate -solté bruscamente.
- ¡No podía mentirle!
- Ese era mi asunto, no el tuyo. ¿Qué mierda te pasa? - pregunté enojado.
Agachó la cabeza negando con cierta inquietud, sabía que tarde o temprano esto me traería problemas, pero jamás me hubiera imaginado una situación de este estilo.
- Me amas.
- Lárgate de aquí, no quiero verte - pedí.
- ¿Te vas a quedar con él?
- Sí, me voy a quedar a solucionar el problema que ambos ocasionamos, ya hiciste bastante.
- No. Tú te vienes conmigo - dijo agarrando mi brazo.
- Te has convertido en una mierda de persona, solo piensas en ti y en tu maldita calentura.
- No es calentura Chris, yo te amo - soltó.
- Vaya manera de amar, solo sabes arruinar las cosas...ojalá no me hubiera encontrado contigo - comenté.
Sus labios comenzaron a temblar mientras un par de lágrimas salían de sus ojos, no esperó un segundo más para retomar su camino y desaparecer en su lujoso auto.
Me adentré hasta tocar la puerta de la casa de mi todavía novio, él más que nadie se merecía una buena explicación.
- Por eso últimamente estabas tan ausente - dijo apenas abrió.
- Soy un idiota, lo sé.
- Terminaste siendo igual que él. ¿Qué me esperaba en un tiempo más?
- ¡Escúchame!
- ¿Qué quieres que escuche? ¿Tus mentiras? Gracias por cagarme la tranquilidad, por abrirme los ojos y ver que no vales la pena, eres tan o más mierda que él.
- Cállate, no sabes lo que estás hablando.
- Qué fácil se te hizo meterte entre sus piernas mientras el idiota pensaba en ti cada segundo de sus malditos días, me mentiste en la cara y no te dió ni un poco de lástima ver como me ilusionaba.
- Basta.
- ¿Por qué? ¿Ahora te da vergüenza aceptar que eres un puto de mierda igual que él?
- NO ME HABLES ASÍ...Dani, no Dani no, perdóname - dije arrepentido ante mi acto.
Su mano en una de sus mejilla y sus lágrimas caer me partieron el alma, me sentí la peor persona del mundo.
- Se acabó, sal de aquí.
- No quise golpearte, lo siento - pedí nuevamente.
- Fuera...FUERA - empujó para cerrar de golpe la puerta.