- Sí, quiero.
- Quieres recibir por esposo a Erick Brian Colón Arista y prometes serle fiel, tanto en la prosperidad como en la adversidad, en la salud como en la enfermedad, amándolo y respetándolo todos los días de tu vida.
Me tomé unos segundos para mirarlo, intentaba disimular su nerviosismo pero era casi imposible.
- ¡Chris!
- Hmmm...
- Le repito. Quiere...
- Claro que quiero, cómo no voy a querer vaya - reí.
Las risas se hicieron escuchar dentro de la iglesia, Erick solo negó dejando salir aquel temor de un no.
Apenas el cura dió la autorización del beso, no dudé en atrapar sus labios de una forma delicada y llena de amor, parecía irreal.
Salimos viendo cómo los demás nos seguían a nuestra espalda, para nuestras familias fue una sorpresa pero lo tomaron bastante bien.
- Pensé que dirías que no. ¿Por qué me asustas así? - reclamó.
- Quería suspenso, como en las telenovelas que veía mi mamá.
- Felicitaciones hijo, ya somos familia - felicitó mi suegra en un abrazo.
- Le cuidaré a su pequeño rebelde, solo quiero pedirle algo - susurré.
- Brian ya me dijo, no te preocupes, no hablaré nada de los que pasó con tus padres - respondió.
- Gracias...suegrita - dije nervioso.
Recibimos las felicitaciones de casi todos nuestros cercanos, para unos fue una boda muy sorpresiva y precipitada, para nosotros la espera de tres meses se nos hizo eterna.
Me sentía un verdadero afortunado, independiente de todo lo que haya ocurrido en el pasado me sentía feliz de todo el proceso, la vida perfecta no existe y eso ya lo teníamos más que claro.
- Espera, no ingresemos todavía - pedí tomando su brazo.
- Nos están esperando. ¿Qué pasa?
- Solo quiero un momento contigo y ya, la espera hasta la noche será larga. Ven - dije bajando mi mano hasta la suya.
Lo guíe por una parte pequeña del jardín del recinto, la decoración estaba realmente increíble.
- Estoy feliz, estoy enderezando el camino.
- Solo estabas bloqueado, ya no hay vuelta atrás.
- Yo no quiero volver atrás. De aquí hacía el futuro, nos costará pero creo que lo haremos - dijo seguro.
- Amor, por favor no bebas - pedí.
- Estamos en nuestro matrimonio. ¿Pretendes tenerme a solo agua?
- Me da miedo que eso te vuelva.
- El doctor nos dijo que estaba perfecto, tampoco me mataré bebiendo, solo para brindar ¿si?
- Está bien. Vamos.
El temor siempre estaba, si bien ya estaba mejor el médico aconsejó eliminar el alcohol ojalá en su totalidad, una nueva recaída lo podría llevar a una pancreatitis grave y eso podría ser fatal.
Dimos los agradecimientos correspondientes, intenté relajarme y dejar que él también disfrute, era nuestro día y debíamos divertirnos.
- Here they are, my newlyweds.
- Bro, anda sacando ideas para tu matrimonio - bromeó mi esposo.
- ¿De qué tú hablas loco?
- Oye, pero que bien te ves - halagué.
- Siempre con estilo, ya tú sabe. ¿Cuando se van?
- Mañana, hoy nos quedamos aquí - respondí abrazando a Erick.
- Ustedes ya saben, o sean dan duro o...
- Cállate cabrón.
- ¿No que no te gustaba esa palabra?
- Lo mismo decía del pe...
- Fuera fuera fuera - dije empujando a mi amigo.
No podía estar más feliz con todo, estaba junto a mis seres queridos y junto a mi esposo que claramente me traía loco.
La fiesta no tardó en comenzar, era agradable ver como todos disfrutaban junto a nosotros este gran momento de nuestras vidas.
- Vamos, a bailar - dijo Richard tomando mi brazo.
- ¿Has visto a Erick? No lo encuentro bro.
- Uh, se nos fugó el novio.
- Ayúdame, que no quiero preocupar a nadie - pedí.
- Voy afuera - dijo tomando otro camino.
Intentaba mostrarme lo menos preocupado, la verdad llevaba varios minutos sin saber en dónde estaba.
- Amor.
- Necesito enjuague bucal.
- ¿Qué? ¿Para qué? No me digas qué...¡Erick te lo dije!
- Oye respeta a tu esposo - exigió.
- ¿Vomitaste mucho?
- No, no tanto.
- ¡Cuidado! - exclamé sosteniendo su cuerpo.
Sentí como todo temblaba en mi, lo veía algo desestabilizado y mi mente automáticamente me llevó al recuerdo de su enfermedad.
- ¡Ya! Estoy bien, solo fue un mareo. Qué exagerado Christopher.
- Voy a llamar al doctor.
- Qué estoy bien, no es necesario.
- ¿En dónde estabas eh? - preguntó mi amigo dándole un pequeño golpe.
- Otro...solo estaba en el baño.
- Haznos un favor. ¿Puedes ir por un enjuague bucal? Bueno, lo necesario para que se lave los dientes - pedí.
- ¿Vomitaste?
- Pero poco - rió.
- Chacho, no lo beses, ya vengo.
- Quiero salir, estoy algo ahogado.
Asentí guiandolo hasta un espacio abierto, realmente estaba a la nada de llevarlo con alguien para que lo revise.
- Sería bueno que mañana nos quedemos - propuse.
- ¿Y arruinar nuestra luna de miel?
- Me preocupas más tú Erick.
- Y dale con lo mismo. Quizás solo algo me cayó mal, recuerda que mi estómago ya se había acostumbrado a cosas livianas, me siento bien, te lo juro - dijo.
- Si te pasa algo...
- No va a pasar nada, no te vas a librar tan fácil de mi - rió.
- ¿Hasta viejitos?
- Y mucho más allá de eso.