Capítulo 24

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Sentía una gran responsabilidad con todo lo que estaba pasando, mi temor y mi inseguridad me traicionaron a tal nivel de comenzar a cometer un error tras otro.

Abrí la puerta sin mucho cuidado, mi idea realmente era que Erick despertara, luego de calmarlo preferí dejar que duerma y así el efecto del alcohol abandonara su cuerpo.

- Erick - nombré moviendo su delgado cuerpo.

Fueron varios los intentos por despertarlo, por un momento temí que no lo hiciera.

- ¿Qué hora es? - preguntó ronco.

- Hora de cenar, debes comer.

Fui en busca de lo que había preparado para él, no fue difícil deducir que optaba por comer fuera de casa, la despensa no tenía más que uno que otro snack.

Estuve todo el día con la duda de llamar a su familia, Erick me preocupaba y no sabía con claridad que pasaría con nosotros.

- Tienes que comerte todo lo que hay en plato y el vaso sin ninguna gota de agua - advertí.

- ¿Vegetales?

- Ya sabes, órdenes del médico. Abre - dije acercando el cubierto.

Dejó ver una tímida sonrisa, sin duda cuando lo hacía era como estar en un éxtasis que me llevaba más allá de lo real.

- Creo que no está tan mal - comentó.

- Vi unas cuantas botellas en la cocina. ¿No crees que es demasiada tentación?

- Hay tentaciones más fuertes.

- Tienes que tirarlas, sabes lo peligroso que puede ser...

- Lo haré, te lo prometo.

- Déjame hacerlo - pedí.

Asintió dándome la autorización de proceder a eliminar los rastros de todo aquello que fuera peligroso para su salud, debía aprovechar que estaba con la disposición de recuperarse.

- Lo sé, tengo un pequeño bar en mi departamento - dijo detrás mío.

- Tenías, ya no.

- Deja eso, solo un momento.

Su mano subir desde la mía me llenó de escalofríos, cerré mis ojos dejándome llevar por la extraña y relajante sensación que me hacía sentir el solo hecho de tenerlo así de cerca. Me giré sin prisa, los segundos pasaban mientras nuestras miradas no se despegaban del otro.

- No sé que decir - comenté.

- Gracias por quedarte - dijo en un espontáneo abrazo.

- Quiero asegurarme de que estés bien.

- Solo di que no quieres que haga una locura.

- Es que eres tan impulsivo - añadí.

- Lo trabajaré. No no, no me sueltes - pidió.

Acomodé mi cabeza a la altura de la suya, acaricié de forma delicada una parte de su espalda, a él le gustaba y sus suspiros me daban la razón.

- Pequeño - susurré.

- Creo que no he tenido el tiempo ni la valentía de pedirte perdón en todo este tiempo.

- No es la palabra la que me interesa escuchar, perdón puede pedir cualquiera, pero prefiero los hechos - respondí.

- Entonces tengo mucho trabajo por hacer - dijo tomando cierta distancia.

- Richard tiene razón, ambos tenemos culpa en esto y es justo que los dos demostremos realmente lo arrepentidos que estamos.

- ¿Tenemos un límites?

- Los límites no existen a menos que te los pongas tú, que sea el tiempo que decida...pero no dudes que te quiero, no he dejado de quererte - confesé.

- ¡Chris! - dijo abrazando nuevamente.

- Pero también tengo cosas pendientes con Daniel y quiero solucionarlas - agregué.

- ...bien, mantendré mi distancia. Solo porque te quiero, te amo.

Peligrosa Tentación - ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora