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Tom era un chico carismático, alegre y luchaba por sus sueños. Un erudito, ya que terminó de estudiar medicina años antes que la mayoría.
Era uno de los mejores pediatras en Londres y eso le llenaba de orgullo y satisfacción, las desveladas y trabajos dobles no habían sido en vano.

No sólo era un excelente doctor, también un buen hermano que cuidaba a sus 3 hermanos menores: Sam, Harry y Paddy. Era muy pequeño cuando los gemelos llegaron y después llegó Paddy, con quien pasaba más tiempo. Ese pequeño decía que quería ser doctor como él, para ayudar a las persona y por que estaba orgulloso de su hermano, que era casi su heroe.

–Alguien apesta a chocolate y supresores – dijo una voz conocida a su lado – Pudiste pedir el día libre ¿sabías?

–Gracias Zen, se me olvidaba que mi amiga es alfa, pero no puedo faltar más– replicó a su amiga.

La chica sólo lo miró un poco harta. Después recordó a lo que iba

–Y me alegro – añadió – ¿Puedes atender a unos pacientes por mí? – preguntó desesperada

–Con está me debes tres– le recordó.

Cuando él obtuvo el trabajo de planta la conoció, eran muy afines, se llevaban demasiado bien, tanto que los demás creían que eran pareja pues un alfa y un omega no pasan tanto tiempo juntos.

Ellos también lo hubiesen creído, pero había un detalle: Zendaya ya tenía omega.

–¡Mis amigos! Que gusto encontrarlos– interrumpió Jacob
–Buen día Jacob ¿A que debemos el honor?– preguntó Zendaya
–Solo quería verlos, tiene mucho que no los saludo

–Jacob, nos vimos ayer– replicó Tom
–Está bien, quería ver si podíamos ir a cenar esta noche, los tres juntos

–No puedo Jacob, mi celo empieza mañana y tengo que estar en casa– contestó la morena.

Tras unos minutos más de conversación tuvieron que empezar con su rutina: Tom en el consultorio de pediatría, Zendaya llendose por asuntos urgentes y Jacob como médico general. Poco a poco el hospital comenzó a llenarse de los pacientes citados aquel día.

–Eso es todo– dijo Holland sonriendo a la pequeña morena en frente de él.

Rápidamente brincó a los brazos de su mamá y se fueron después de un "Hasta luego".

Miró las citas de su amiga y le llamó la atención aquel nombre "Jake Gyllenhaal". Se fijó en la hora que marcaba su reloj; era la cita de aquella persona.

–Jake Gyllen...– no terminó de hablar cuando un hombre más alto que él se paró en frente.

Se quedó unos segundos anonadado: el hombre era alto, con una espalda ancha y músculos que se marcaban. Al subir su rostro se encontró con un par de ojos azules, carentes de brillo y unos parpados ojerosos. Bajó a sus labios: un perfecto "arco de eros". Reaccionó cuando escuchó hablar al contrario:

–Mi cita era con la doctora Zendaya – dijo un poco cansado

–Tuvo que retirarse, pero lo atenderé yo, pase por favor.

Jake jaló una carreola con dos bebés adentro para entrar. Tom prestó atención a eso, pues iba sólo y se notaba que era un alfa

–¿A que se debe la consulta?– preguntó como siempre

–Revisión de rutina– era normal.

Cuando los padres se preocupaban y tenían dinero suficiente para ir a un pediatra, cada cierto tiempo este los revisaba, por si había una tos, dolor de estómago o falta de vitaminas. Según el expediente que Zendaya le dejó los niños tenían una deficiencia de vitaminas, nada grave.

Revisó a los pequeños, todo iba muy bien. Nada de cambios en la alimentación, ni en su rutina, apenas iban a cumplir año y medio. De seguro habían dado sus primeros pasos y posiblemente sus primeras palabras.

–Eso sería todo señor...
–"Gyllenhool", si se le hace más fácil– una mueca que intentaba parecer sonrisa apareció en el rostro de Jake – con permiso.

Se levantó y antes de poder llegar a la puerta, se desmayó.

*

–No pueden ocultarlo siempre, lo saben ¿verdad?– preguntó Maggie enojada y sorprendida.

No habían pasado ni 8 meses desde su boda y Heath ya estaba en espera.

–No tengo porqué explicar las cosas – su hermano menor la miró con fastidio – es mi esposo y va a ser nuestra familia, simplemente quería quien lo supieras

–Sigo aquí por si lo olvidan y por cierto tengo que ir a trabajar– dijo Heath levantandose

–No, ustedes dos van a ir a hablar con mis padres

–Si claro y lo van a tomar bien y con calma – dijo sarcástico

–Tal vez no, por eso voy a ir con ustedes.

Ambos hombres se miraron extrañados, ¿desde cuando Maggie quería ayudarles?

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Creo que me excedí con el capítulo, pero espero les guste.

Mistery Of LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora