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Las rodillas de Tom chocaron con la camilla para pacientes.
Se hubiese quejado, pero la mano fuerte de Jake le obligaba a quedarse callado.

Habían pasado días desde la cena con la familia de Tom, así que se sentían más seguros de que Jake lo visitara a la hora de la comida y se quedara un buen rato.

Pero en realidad no querían terminar así: con los pantalones en los muslos, sudando y gimiendo el nombre del otro. Y todo por que el celo de ambos apareció el mismo día.

Intentando encontrar una posición para no hacer ruido terminaron en el suelo, riendo. Sin embargo eso no los detuvo.

Aprovechando que el suelo no iba a hacer ruido, su acto sexual culminó ahí. Manchando de semen la playera de Jake, y sintiendo el nudo formarse.

–Quisiera quedarme dormido junto contigo, pero tienes niños que atender
–O tenerlos – bromeó el joven.

Se besaron por última vez y Jake salió de lo más sonriente.

–Tienen que ser más discretos – la morena le detuvo – en serio, apestas a chocolate
–El chocolate es lo mejor – se encogió de hombros y la chica lo golpeó con el folder que llevaba en sus manos
–Par de asquerosos, parece que no podían esperar hasta llegar a sus departamentos
–Gritale a todo el mundo lo que hicimos si quieres – interrumpió el castaño
–Ustedes tienen la culpa, ¿para qué... – Tom logró tapar la boca de Zendaya para que Robert (el director del hospital) no escuchara nada.

Se alejó con un ligero saludo.
Respiraron hondo.

–Discreción, por favor.

*

Llevaba un gorro por el frío de la mañana, y también para que no le reconocieran.
Tuvo una fuerte discusión con su amiga por lo que iba a hacer, pero tenía que hacerlo.

Contuvo la respiración para seguir caminando.
Pisó unas que otras hojas secas y aunque tardó un poco la encontró.

Rascó su nuca con nerviosismo, parecía que iba a cometer un crimen.
Se arrodilló y limpió un poco. Aventó las hojas secas al suelo; luego tocó la leyenda: "Heath Ledger".

No sabía que decir, simplemente quería pedir perdón, o algo. Permiso tal vez.

–Hola. Esto es extraño pero creo que es necesario. Me llamo Tom y soy el nuevo omega de Jake. No sé que gano con esto, sólo quiero pedir tu permiso para seguir con esto. Sé que no soy tú, y todos me lo repiten. Perdón si te hice enojar y... –comenzaron a salir lágrimas de sus ojos, gruesas y saladas – te prometo que voy a cuidar de tus hijos, pero haz que esto pare. Es difícil.

Se quedó de rodillas frente a la tumba intentando dejar de llorar. Secó su cara, para que nadie notara que lloró. Se sintió tranquilo, así que prometió llevar flores cuando lo volviera a visitar.

Caminó a su departamento, donde lavo su cuerpo. Vistió lo más formal que pudo, luego se arrepintió y cambió todo. Hizo un look raro entre casual y formal.

Tenía que esperar a Jake. Faltaban unos minutos para que llegara, así que buscó un poco de jugo para tomar. Como vivía solo comenzó a tomarlo del envase.

Se sentó en su cama y corrió al baño.
Vació todo lo que había consumido en el día.

Sabía que era por ansiedad, se sentía demasiado nervioso.

Cambió el jugo por agua y su novio llegó. Odiaba sentirse nervioso.

–Hola cariño –besó su mano – ¿listo?
–No quiero ir – confesó abrazandole
–Yo tampoco, pero, si hacemos esto y sale mal te invitaré a comer pizza o lo que quieras
–De acuerdo, pero sin piña – ambos rieron.

Subieron al auto y Jake manejó hasta la casa de su padres. Sabía que Maggie estaría ahí, así que era ventaja.

–Bajemos ya– animó
–Tengo nauseas – comentó
–Con más razón
–¿Y si nos vamos y les mentimos diciendo que me enfermé?– dijo con miedo. Jake rió un poco y lo abrazó

–No voy a dejar que te hagan daño

*

La comida no era deliciosa. Comestible sí, pero no para pedir una porción más.

Tenía miedo, su olor lo delataba.
Jake intentaba tranquilizarlo pero de nada servía.

–Entonces ¿Eres pediatra? – preguntó la señora Gyllenhaal con fingida amabilidad
–Sí, trabajo en el hospital San José – tomó un poco de vino, cosa que le revolvió el estómago.
–¿Un pediatra? Al menos Heath era cirujano – una voz venenosa y despectiva salió de la boca a quien Jake consideraba padre
–No podías aguantar más ¿verdad? – Contestó Jake.

Tom dejó el miedo de lado, para cambiarlo por coraje.

–Podías haber guardado silencio, padre. – comentó Maggie, quien percibió el olor de Jake – no es necesario que trates mal al chico

El castaño la observó incrédulo ¿no era ella quien lo comparó?

–No vengo a pedir su permiso. Soy mayor. Sólo quise avisarles de mi nueva relación y de que si voy a casarme con él lo haré aunque ustedes se nieguen.

–Ya lo hiciste una vez, una segunda sería repetir el patrón ¿no? – dijo con cizaña la mujer

–Madre, ya callate – interrumpió su hermana

–Dije que no voy a pedir permiso, solo les estoy avisando.

–¿Qué harás si él también muere? ¿Tendrás a otros cachorros? Es un niño, puedes conseguir a alguien mejor y de tu edad.

–¡Fue suficiente! No crean que me verán de nuevo, no después de esto.

–¡Jake! Tom se acaba de ir – avisó Maggie corriendo detrás de él.

El ojiazul sólo tomó su abrigo y junto con su hermana comenzaron a olfatear y buscar el olor a chocolate amargo.

No percibían nada, ni un solo rastro, por lo que se asustaron.

–Perdón por actuar como idiota la vez que lo conocí – ofreció una disculpa sincera
–Dile eso a él – contestó sin querer ofender.

Esa noche no lo encontraron, cosa que los dejó sin dormir, con culpas y disculpas.

Jake sólo anhelaba volverlo a ver.

Mistery Of LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora