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La maquina marcaba su pulso, constante y normal.
Estaba acostumbrado a despertar en habitaciones totalmente blancas.
Así que usó sus codos para poder sentarse en la camilla.

Por el rabillo del ojo notó que alguien estaba sentado a su lado. Había pocas opciones: que Tom estuviera ahí, su hermana o Zendaya.

Sólo quería ver a su hermana.

Con cierto temor volteó a la derecha y suspiró cuando vio a Maggie.

–¡Por dios Jake! Estás bien – se levantó y lo abrazó – te quedaste inconsciente por unas horas. Deja llamar al doctor

–Espera ¿Tom no ha venido?– preguntó con cierto temor.

A decir verdad, tenía una ligera esperanza a que dijera que sí, pero también tenía miedo de lo mismo.

–No. Creo que no le han avisado por su estado – contestó un poco indiferente.

Salió a buscar a Jacob y dejó pensando a Jake. ¿Qué haría ahora? ¿Lo buscaría? ¿Volverían a ser pareja? ¿Qué opinarían todos?. Unas ganas de devolver el estómago le atacaron y no pudo evitar hacerlo. Por fortuna había un recipiente cerca con es propósito.

–Vaya, la resaca no te va muy bien – comentó el joven y comenzó a revisarlo. Pasó una linterna por sus ojos, miró su boca y el pequeño golpe que tenía en la cabeza –Todo bien.

Sonrió, estaba por decirle que pronto estaría en su casa, pero lo interrumpió

–¿Cómo está Tom?– apretó la sabana con las manos
–Bien, afortunadamente – contestó con normalidad
–¿Cuantos meses tiene que...
–Aproximadamente tres, pero deberías de preguntarle a él –entró la chica que lo vio desmayarse.

–No quiero. Él no me quiere ver y a pesar de que yo sí no quiero molestarlo. – peinó su cabello que se encontraba totalmente enredado.

–Tienen que arreglar esto
–No Zen, no puedo. No tiene mi marca, no le va a pasar nada. Aparte tiene a su buen amigo, que es de su edad.
–¿No puedes qué?– preguntó Jacob

–No puede ver morir a otro omega por mi culpa – aceptó con una voz temblorosa
–Hermanito, no siempre va a terminar igual

–¡No me importa! Yo sólo le hago mal a las personas ¿De acuerdo? No voy a verlo morir por mí. – se cruzó de brazos y sintió caer lágrimas de sus ojos azules. Tal parecía que cierto cielo se había llenado de nubes.

Los tres se fueron para darle privacidad. Se largó a llorar. Tenía miedo de enfrentar a Tom, de confirmar lo que era cierto. Ya lo había perdido una vez, no quería perderlo en la muerte. Prefería morir primero.

*

–Entonces ¿Sopa de pollo o panqueques? – preguntó alegre
–Dios ¿No podías hacer algo más dispar?– contestó con gracia.

–Los antojos son raros, por eso hice las cosas tan distintas. Además no sabía que cosa preparar– aceptó algo apenado.

–Panqueques, es desayuno – se sentó en la cama, quitandose el sueño

El joven entró con la bandeja y no permitió que Tom bajara de aquella cama. El castaño se enojó cuando no le permitió salir.

Lo único que hizo para solucionarlo fue darle de comer como a un bebé. Una vez que terminó su desayuno le pasó el frasco de vitaminas.

–Ya sé que debo tomarme esa pastilla del demonio ¿si? – la tomó entre sus dedos. Hizo un gesto de asco y tomó un poco de agua antes de meter aquella cosa gigante a su boca y pasarsela.

Mistery Of LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora