amor de mentira

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Me despierto pues un poco de luz que se filtra por la ventana, da directo a mi cara. Siento muy fría la cama, extraño el típico calor que desprendía el cuerpo de mangus mientras se removia entre mis brazos. En las noches me sentía muy sólo, algunas veces sentía la sombras de viejas caricias, de besos en la mejilla, de abrazos, de mi Magnus.

Estos días han sido un infierno disfrazado de paraíso, ¿Cómo así? Pues en unos minutos comienza este horrendo teatro.

Toc, toc, toc.... y allí viene mi demonio.

-Alec, ¿Estas despierto?- desearía que no pero así es, aúnque no se lo diga. Me estiró en la cama y el pasa a mi habitación con el desayuno.

-cariño, preparé tu café y te hice huevos revueltos con pan tostado.- poniendolo en mi cama, no se veía mal pero saber que venía de él, lo volvía desagradable.

-no tengo hambre, gracias- hoy no amanecí con ganas de seguirle el jueguito de pareja feliz.

-Alec, tienes que comer- odiaba que se comportara así, creía que mostrándose así reemplazaria a Magnus.

-no quiero, no entiendes- dije levantándome de la cama con intención de ir al baño, antes de llegar el me tomo del cabello, obligandome que me ponga de rodillas y lo mire.

-no me vuelvas a hablar así- su careta de buen novio se había caído, este es el verdadero Jonathan- cambiate y en 20 minutos te quiero abajo, sino subiré y yo mismo te llevare a rastras. Me solto y salió de la habitación hecho una furia.

En estos momentos, necesitaba los besos de Magnus, sus caricias reconfortantes. Me levanté del suelo y camine hacia el baño. Tomé una ducha al salir, me puse las lentillas que Jonathan me obligaba a usar, frente al espejo me di cuenta que como todos los días, la imagen que el cristal reflejaba no era yo. Este supuesto Alec, tenía el cabello castaño y ojos verdes, con ojeras y el cabello algo largo, al igual que algo de barba. Me vestí como siempre, con lo primero que encontré.

Al bajar encontré a Jonathan en la cocina tomando café al parecer, entonces recordé el maldito desayuno que me preparó.

-¿Comiste, cariño?-me pregúnto en tono cariñoso.

-pues...- tenía que inventar una escusa rápido, antes que se enoje- me siento algo mal, creo que algo me calló mal.

-¿Te duele algo?- se acercó a mi, me acarició la mejilla, luego el cabello. Su toque me causaba asco- ¿Por qué no me dijiste nada? Lo siento por lo de arriba, pudiste decirme que te sentías mal desde el principio.

-si, esta bien.- evite mirarlo, entonces noté su móvil en la isla de la cocina. Tengo una idea-yo también lo siento.

-¿Quieres que llame al médico?- si, si, si. Mi plan va viento en popa.

-no, sólo...- simule dudarlo para que no sospeche nada.- podrías comprarme algún medicamento, por favor.

-¿Estas seguro que no debo llamar al médico?- asenti con la cabeza, por un momento creí que mi plan había fallado. Pero tomo sus llaves y me dio un beso en la frente- ahora regresó.

Gracias al Ángel....

Apenas salió, tome su móvil. Demonios, estaba bloqueado.

jonathan... incorrecto.

alexander.... incorrecto.

-Piensa Alec, piensa-golpee mi cabeza-lo tengo.

Jonalec.... desbloqueado.

Luego pienso en su contraseña, tengo el tiempo contado.

Dile a Magnus que estoy en el hotel de Camille. También dile aku cinta kamu.

Lo envíe al único número que sabía de memoria, el de Izzi. Borré el mensaje y deje el móvil en su lugar. Espero que esto funcione

¡No me dejes!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora