fin del juego

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Uno, dos, tres....

Sólo unos cuantos más. Continuó llevando el compás con el golpeteo de mi zapato, contra el suelo.

Cuatro, cinco, seis....

Espero que todo salga bien.

Siete, ocho, nueve....

Compartí una mirada fugaz con Alec, sus ojos contenían terror y preocupación. Nos conocía a la perfección como para saber que estábamos muy calmados. En cambio, Camille ni siquiera había pensado que vendría prevenido que tendría un plan B.

Diez....

En un movimiento casi sincronizado, Jace y Raphael se liberaron de los guardias y los noquearon. Izzi en un ágil movimiento estuvo detrás de Camille y aplicando una llave estrelló su cara en el escritorio y posicionó su brazo hacia atrás ejerciendo fuerza para dejarla inmovilizado en esta posición. Jace envió un mensaje desde su móvil.

Jonathan ejerció fuerza en el mango de la navaja causando un pequeño corte en la pálida piel de Alexander, un poco de líquido escarlata se deslizó por su cuello. —quieto Bane— advirtió, ahora comenzaba el problema— un paso y Alec se irá al infierno.

—ya no tienes salida Jonatan— argumente— deja ir a Alexander y te podrás ir.

—¿me crees tan estúpido?—rió sin gracia— se que no me dejaran marchar en paz, Alec es mi único seguro.

Escuchamos pasos apresurados afuera del lugar, Jace abrió la puerta e ingresaron algunos policías armados. Estaba rodeado, no tenia escapatoria. Un uniformado se acercó a Izzi y le colocó las esposas a Camille, pero no la sacó de la oficina.

—despidete— ordenó Jonathan y sentí el miedo recorrer mi cuerpo.

***

—despidete— me ordenó muy cerca de mi oido, pero lo suficientemente fuerte para que todos lo oyeran. Contemple el miedo en la mirada de Magnus, vi como su confianza flaqueaba; los ojos de Isabelle se abrieron exageradamente, la desesperación la desesperación al no poder hacer nada se reflejó en sus ojitos café, en ese momento fui más conciente es solamente una adolescente; Jace y Raphael estaban quietos analizando la situacion y buscando una salida, casi podía ver los planos sobre sus cabezas como en dibujos animados.

Jonathan en estos momentos era como un animal atrapado el cuál simplemente atacaria.

—los amo— fue lo único que logre decir. Las palabras que mínimamente podían definir lo que sentía por mis hermanos y por Magnus.

—no me dejes— dijo mi chico de ojos felinos.

Escuche la risa de Jonathan— nos veremos en el averno, querido— sonreí quería que me recuerden así.

Magnus se movio tan rápido que apenas percibí su movimiento, ya estaba escuchando el arma ser disparada. Sentí la presión sobre mi cuello desaparecer.

—¡¡NOOOO!!— el grito de Camille sacó a todos del shock.

Corrí hacia Magnus y un policía corrió a revisar al herido, estaba consciente la bala había impactado contra su hombro. Detuvieron improvisadamente la hemorragia hasta que pueda ser atendido correctamente y lo espozaron.
—regresare por ti cariño.— sonrió y fue sacado de la oficina. Detrás de él iba la rubia— los odio— fue lo único que dijo.

Mis hermanos me abrazaron apenas nos quedamos solos. Me preguntaron si no quería que me revisen el corte en el cuello, pero no quise ya que era mínimo.
De repente Raphael se separo un poco.

—Mmmm... Yo me alegro que estés bien pero...— respiro de vía ser grave para que él tenga dificultad al decirlo.

—Raphael suelto de una vez— dijo Jace— lo peor ya paso, en ese momento no nos dimos cuenta que estaba completamente equivocado.

—Magnus... Ragnor...—cerró los ojos— lo siento, Ragnor no resistió.

Magnus que quedó muy quieto— Catarina llamo para pedirme que te dijera apenas encuentres a Alec— los ojos verde-dorado que tanto amo se cristalizaron. Isabelle se había cubierto la boca con la Palma de su mano y Jace sólo se limitaba a mirar sin expresión alguna.

—¿nos pueden dejar solos?—pedí a mis hermanos. Ellos asistieron.

— nos encargaremos de todo, los vemos dentro de un rato en casa de Magnus.— dijo Isabelle antes de salir de la oficina seguida por los chicos.

En ese momento me acerqué a Magnus y lo abracé. Él se deshizo en mis brazos y rompió en llanto, lo entendia sabía que Ragnor era tanto para él como lo son Jace o Raphael para mí.

—no te dejaré— al tenerlo tan roto entre mis manos, recordé el día en que lo conocí.

¡No me dejes!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora