DOCTOR DEL AMOR

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Por la mañana se había levantado un poco más tarde de lo habitual, su celular se había quedado sin batería durante la noche por lo que no sonó la alarma, cuando fue hacia la recámara que compartía con Jean él ya se había marchado, la cama estaba hecha y todo estaba justo como lo había dejado el día anterior, se había sentido mal por él, por no haberle preparado el desayuno por segunda vez, además ni siquiera estaba seguro de si había cenado algo. Luego de poner a cargar su móvil se dirigió al cuarto de su hija para despertarla, —Jen, arriba mi niña, —no tardó mucho para que la pequeña abriera los ojos, se frotó el párpado y dio un gran bostezo. Cuando se sintió lista salió de la cama, le pidió a su padre que le llenara la tina para tener un baño de espuma mientras el mayor le preparaba el desayuno. Siempre le hacía sentir orgulloso la independencia de Jaqueline que empezó a demostrar desde una edad muy temprana. —Vuelvo en un minuto, ¿Quieres que te pase a pato? —ella asintió emocionada cuando vio el tupper lleno de sus juguetes de hule.

La mañana transcurría bien luego de llevar a Jaqueline a su escuela, cuando volvió a casa llenó los platos de Vicchan de comida y agua, a pesar de lo que había sucedido el día anterior ahora se sentía de buen ánimo cuando tomó una larga ducha y realizó su rutina de aseo diaria, esta vez tardó en elegir un atuendo, aunque pensándolo mejor todo era lo mismo, los colores oscuros invadían el closet, toda su ropa era holgada y anticuada pero no se dejó desanimar, tomó unas prendas cómodas aunque fueran ordinarias, eligió unas zapatillas deportivas blancas y se colocó sus gafas de uso diario. Su cabello estaba revuelto como de costumbre así que decidió dejarlo así.

Cuando llegó a la cafetería vio a Viktor recargado en la barra charlando alegremente con la joven alfa quien había demostrado curiosidad por él el día anterior. Le dijo algo a Viktor haciendo que se volviera a mirarlo esbozando una sonrisa amplia —Nos vemos Sara, y gracias por los bocadillos, los disfrutaré.

—Bueno pero no te olvides de entregar el almuerzo de Mila, —el rubor en sus mejillas le hacía lucir muy bonita y Michelle frunció un poco el ceño.

—Ella tampoco merece el amor de mi Sara, —murmuró al regresar de servir el pedido de una mesa.

—Nos vemos, —se despidió de ambos.

Yuuri estaba de pie en la entrada, estaba indeciso sobre ir hacia el doctor Nikiforov e interrumpir la charla del alfa con sus amigos. No hizo falta pensar demasiado, el mayor vino hacia él.
—Hola Yuuri. Recordé que no puede comer nada hasta después de realizar el chequeo así que me adelanté, de todos modos llevo algo para después.

—Ya veo, —no esperaba sentirse tan apenado por la llamada de la noche anterior, así que le costaba formular alguna oración más larga, además no era necesario ser demasiado bueno con él —gracias, —tenía la mirada hacia abajo y una sonrisa extraña en su rostro tenso. El platinado notó su comportamiento por lo que intentó no presionarlo.

—Bueno, vamos —el omega reaccionó cuando el alfa ya había abierto la puerta, la retuvo con el pie para que el azabache pasara primero, tenía las manos llenas de por sí, Yuuri lo notó y tomó con ambas manos el portavasos de cartón en donde habían cuatro vasos térmicos rellenos de café. Viktor encontró la acción agradable, sólo iba provocando sonrisas en él pero se dejó ayudar sólo porque era una de esas pocas veces que Yuuri había tenido la iniciativa desde que se habían conocido.

Al llegar Chris los recibió con su característico encanto, no tardaron más de veinte minutos en tomarle algunas muestras y realizar un par de pruebas. El resto del tiempo lo llenaron con una conversación sobre la herida de Yuuri mientras le cambiaba el vendaje por petición de Viktor, —Te lastimaste, ¿cierto, encanto?—Yuuri asintió tímidamente al recordar otra vez la llamada telefónica, —viendo las circunstancias voy a recomendarte un cicatrizante para que el proceso sea más rápido.