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Cuando despertó por la noche todo le dio vueltas, se había levantado casi de un salto y se agarró de la pared sintiendo su cuerpo temblar. Su primer pensamiento fue que el ejercicio le había dejado tumbado, luego empezaron a llover fragmentos de recuerdos al azar, no podía permitirse ser descubierto todavía, necesitaba lavar su ropa de entrenamiento, preparar la comida de su esposo y... en todos sus pensamientos figuraba el doctor Nikiforov, entre tanto lograba escuchar una conversación a lo lejos, pero conforme fue prestando atención empezó a ganar sentido, alguien estaba teniendo una discusión, el tono golpeado de Jean era lo que le había hecho llegar a esa conclusión, y si lo que imaginaba era correcto tenía que encontrar una manera de solucionar la situación, preparar una excusa para no atribuirle ningún tipo de responsabilidad a Viktor, su cabeza era un revoltijo cuando bajó corriendo las escaleras al borde del colapso. Jean logró sostenerlo por la cintura al llegar al final, de no haber sido así habría aterrizado de cara en el suelo ──¿Estás demente? ¿Qué haces levantado? Aún no estás en condiciones... ──su abrazo era agradable, sus feromonas le calmaron y cerró los ojos hundiendo su rostro en el pecho del alfa, es como si al haberse encontrado con él sintió que podía ser vulnerable. Era la primera vez en mucho tiempo que olía únicamente el aroma de Jean sin que hubiera notas de ese molesto olor a omega.

──Deja de alzar la voz alfa estúpido, ──le reprochó el contrario y Jean reprobó esa expresión dejando ver su molestia en el rostro.

──A partir de aquí me haré cargo, así que vete, no necesito un consejero, sé cómo cuidar de mi esposo, ──gruñó, alzó a Yuuri en brazos y le dio la espalda al otro, quien no podía tragarse el nudo en la garganta. Habían discutido por tonterías, pero aún así agarró sus cosas indignado y se marchó. Ya volvería a la mañana siguiente para cuidar de Yuuri.

Esa noche Jean se quedó sentado al costado de la cama, ¿En qué momento habían dejado de hacer el amor? Pensó con remordimientos, había visto a Yuuri ponerse mal incontables ocasiones cuando la chispa del sexo se fue apagando pues él empezó a automedicarse, si no hubieran consultado con su doctor de cabecera Celestino, tras todos esos síntomas, hubiera sufrido mucho antes de saber que era alérgico a ciertos elementos con los que se elabora la píldora general.

Intentó reflexionar en todo esto, en las condiciones especiales del omega y como eso había afectado su relación, fue poco después de concebir a Jen, Yuuri había cambiado luego de eso y sin darse cuenta él también empezó a cambiar con el tiempo. Pero aún le quedaba otra duda más importante en mente ¿Qué estaba haciendo Yuuri para haber tenido un adelanto en su celo y sobretodo, haberse visto en la obligación de ingerir un supresor de otra marca y dosis? Tenían una plática pendiente.

──Yuuri, ¿Hay algo que no me has dicho? ──preguntó en voz baja sin la intención de recibir una respuesta, Jean le retiró el cabello de la frente y a pequeños toques con el paño húmedo le limpió el sudor de la frente──. No deberías enfermarte, te dije que cuidaras mejor de ti.

Era el padre de su hija, claro que se preocupaba por él aunque le costara demostrarlo.

Por otro lado, Viktor estaba que moría de los nervios, luego de haber dejado la casa de Yuuri no había sabido más nada de él, habían sido dos días sin recibir noticias de él, ¿Todo había ido bien? Maldito Christophe, había causado un desastre por sus malditos juegos, a veces era un insensible, no todos eran como él, al que no le importaba llevar al límite sus bromas peculiares de carácter sensual o hasta acosador, así fue como llegaron a conocerse después de todo en la universidad, con un manoseo por parte de Chris y con Viktor a nada de dislocarle la mandíbula.

DOCTOR DEL AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora