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Hace mucho que no usaba ropa deportiva, de hecho le resultaba incómodo hacerlo pues aunque el clima de afuera era fresco se sentía ligeramente abochornado, se había estado observando con mirada analítica durante un largo rato en el espejo de su recámara, eligió unos pans negros anchos y una playera rojo cereza, no lucía mal. Sin proponérselo Yuuri se fijo en la curvatura de su cuello, comprobando que la marca que había puesto Jean seguía ahí, lo notaba por la diferencia de tono en los parches de piel rosácea que había sido perforada hace algunos años por la fuerte dentadura del alfa, en la actualidad no era más que una cicatriz que ignoraba inconcientemente, de hecho, causó una inquietud incierta que le disgustó sin razón al reparar en su existencia, acabó poniéndose una chamarra de cuello alto, cerrando el zíper hasta arriba mientras trataba de no prestar atención a los pensamientos inútiles.

Luego de servir la comida de Vicchan y de acariciarlo un poco salió cargando una mochila en dónde llevaba cosas que pudiera necesitar, incluida una botella de agua. El gimnasio que había propuesto Viktor estaba en el mismo vecindario, le resultó accesible de ese modo ya que podría ir caminando sin prisas.

—Yuuri, buenos días, —le sorprendió sentir una cálida mano en su hombro por lo que dio un respingo volviéndose a mirar al radiante alfa, tuvo que alzar un poco la cabeza pues el hombre era enorme. Estaba lleno de energía desde tan temprano y su atuendo no era nada parecido a lo que acostumbraba ver, se veía fresco, llevaba pans grises holgados que se ajustaba en sus tobillos permitía que luciera sus zapatillas blancas y llevaba una playera negra de manga corta y cuello en v que se ceñía a su esculpido tronco. Cuando el alfa se puso en marcha Yuuri no pudo evitar quedarse atrás, pérdido en sus pensamientos, en esa ancha espalda, en los fuertes brazos, y en su cintura esbelta, sus sedosos cabellos plateados siendo despeinados por el suave viento, cada hebra oscilaba de manera hipnotizante, cargaba con una mochila negra en el hombro izquierdo pero no parecía entorpecer su andar con libertad, él como omega no podría soñar con un cuerpo así de admirable, pero mínimo podría mostrar otro tipo de encantos, después de todo sus estructuras eran distintas pero favorables para cada género—. En realidad fue una casualidad encontrarnos... Uh... ¿Yuuri? —Viktor notó la ausencia de Yuuri pocos pasos más adelante así que detuvo su andar girando ligeramente su torso a la derecha buscando trás suyo al azabache. La mente del omega regresó a su sitio cuando escuchó su nombre y trotó con pesadumbre para alcanzar a quien sería su entrenador a partir de esa mañana.

—Discúlpeme doctor... Me distraje, —el mayor lo miró de soslayo con sus preciosos ojos azulinos, que parecían mucho más claros y brillantes bajo los primeros rayos del sol cuando el omega encontró su mirada. Yuuri no lo sabía, pero sus ojos casi miel en contraste con sus pupilas dilatadas también poseían un brillo especial en las mañanas, o quizá fuera causado por la excitación de una nueva experiencia.

—¿Pensó lo que le dije? —Viktor observó atento a su interlocutor, pero sin ser demasiado obvio pues estaba seguro que lo que menos necesitaba era provocar tensión en él y Yuuri detesta la atención extrema.

—Todavía no termino de pensarlo, —el omega apartó la mirada sin saber en donde ponerla, luego se frotó las manos sudorosas en el pantalón de algodón y finalmente las llevó a sus bolsillos para esconder su inquietud—. No puedo descuidar mis responsabilidades en casa pero en cuanto me adapté a esta nueva rutina y acomode mis horarios, entonces puede que lo considere, —no podía decirle que su esposo no estaba enterado de su entrenamiento porque eso era personal, así que puso cualquier excusa tonta que se le ocurrió por lo que fue desordenada y sin sentido según él. Así que extender el entrenamiento no era favorable en sus condiciones, aunque no le molestaba la idea de ir a correr al parque cada tarde, sería un problema si era pillado por Jean sin haberlo hablado con él.

DOCTOR DEL AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora