—Seré honesta contigo, Yuuri —su tono despectivo consiguió que Yuuri frunciera ligeramente el ceño, era irrespetuoso llamar a alguien que no es cercano a ti por su primer nombre, pero por lo demás no se mostró afectado—. Jean es completamente mi tipo, no sólo es competente, es confiable, comprometido, leal y sé también es un padre espléndido.
El nipon sentía que si seguía escuchándola le dolería la cabeza, no había accedido a verla para escuchar como su esposo era alabado por una mujer cuyo descaro estaba rozando los límites, al principio sólo quería confirmar la verdad, pero ahora que ella incluso dio a entender que se había puesto a investigar acerca de su vida privada Yuuri estaba convencido de que esta mujer estaba loca.
—Ve al punto —aunque no se notaba irritado sus palabras si expresaban su molestia.
Ella se detuvo, alzó una ceja, y luego volvió a recuperar su cínica sonrisa, tan ancha que dejaba expuesta su hermosa dentadura blanca.
—Eres un tipo listo, —entrecruzó los dedos descansando en ellos la barbilla, sus manicura era impecable, lo más destacable eran sus largas uñas escarlata al final de sus delgados dedos pálidos. Yuuri no se dejó impresionar le sostuvo la mirada con toda dignidad, después de todo no era él quien andaba detrás de un hombre casado— sabes cuál es mi punto.
—Yo pensaba que también eras una tipa lista, eso no lo decido yo, —la tensión le subió a la espalda y sintió deseos de masajearse el cuello, a pesar de que una lucha se estaba llevando a cabo en su interior Yuuri reprimió todo rastro de expresión que pudiera delatarlo—. Estás teniendo está conversación con la persona incorrecta. Puedes hacer lo que quieras, no me importa en lo más mínimo, pero, si por casualidad haces algo que afecte a mi hija entonces no lo dejaré pasar, no te vuelvas a acercar a ella y a mí, con permiso.
La sonrisa orgullosa de Isabella se desvaneció ante el tono alto y lleno de seguridad con el que habló, no esperó que alguien como Yuuri la pusiera bajo advertencia, tuvo que mirar hacia los costados cuando notó como algunas personas la miraban curiosos al presenciar la escena. Así que de verdad ese omega tenía ciertos encantos. Debería irse rápido, el ambiente había quedado un poco incómodo.
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Había sido un error en primer lugar, Jean se puso el antebrazo para cubrirse los ojos y se sumergió en el nefasto recuerdo de cuando conoció a Isabella.
A simple vista parecían una pareja de alfas solteros conversando, ambos eran guapos y de los más destacables empleados de la corporación.
La fiesta que la empresa daría esa noche era la primera a la que iba completamente solo, había discutido con Yuuri sobre un asunto sin importancia y al final el nipon se había encerrado en la habitación acurrucado en la cama. Él le había dicho algo muy hiriente a causa del enfado y ahora no sabía cómo arreglarlo pero ambos se habían hecho daño, no era el único con el deber de arreglarlo, convencido de esto agarró sus cosas y se fue.
Llevaba veinte minutos ahí, en su cabeza seguía proyectandose una y otra vez la primera discusión fuerte con Yuuri, comentó un poco de su situación a su más cercano amigo, aunque Seunggil escuchara casi nunca daba su opinión y por supuesto, tampoco un consejo si no se lo pedía, pero Jean no quería decirlo, quería algún tipo de consuelo del que no tienes que pedirlo en voz alta.
—Bueno, creo que estaré en la barra, ¿No vienes?
El coreano alzó ligeramente su martini en respuesta, para él con ese trago era suficiente. Jean asintió dándose la vuelta, aunque eran amigos desde hace mucho tiempo sentía que nunca podría decifrar a esa persona. O es que tal vez era así con todos a su alrededor.
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DOCTOR DEL AMOR
Fanfic¿De verdad el divorcio es la única opción? Yuuri está determinado a mantener unida a su preciada familia sin importar los sacrificios que tenga que hacer. Cuando el amigo de Yuuri, Phichit, le ofrece un simpático anuncio, una nueva esperanza brota e...