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Si no eres el amor de mi vida, me habré equivocado de vida y no de amor.














No fue audacia, quizá fue miedo, la imperiosa necesidad de decir en voz alta todas esas cosas que se había guardado. Los pasos resonaron en sus oídos.

── ¿Podrían dejarnos solos un momento?

Aunque esperó no sonar maleducado su voz sonó un tono impaciente. Mari fue la primera en levantarse del sofá, tomó a su sobrina de la mano y les siguió Hiroko, Toshiya fue el último en ponerse de pie un tanto dubitativo.

El ruso se arrodilló frente a Yuuri una vez se quedaron solos. Sus ojos lo analizaron por largo rato cuando, curiosos y analíticos.

──Hey, ¿tenía que ocurrir algo así para que te dieras cuenta de todo eso?

La frialdad de sus palabras mientras le obligaba a mantener el rostro alzado con un dedo en la barbilla le hizo sentir escalofríos.
Y a pesar de estar susurrando, su voz surtía el mismo efecto de sí le estuviera gritando.

──Que persona tan egoísta.

Escupió de forma insensible. Yuuri parecía verdaderamente compungido.

──Sabes, el muy idiota dejó esta maleta aquí como una pobre excusa para volver pronto, lo conozco.

Sonrió, una sonrisa carente de cualquier emoción positiva. Podía ver sus ojos verdes destellar furia. Yuuri quería molestarse y defenderse pero no fue capaz de sentirse así, no estaba en posición.

──No te quedarás con mi hermano. Si en mi estuviera elegir, esa sería mi respuesta. Vine a buscarlo y resulta que escogió un vuelo desafortunado. De todas formas, has tu malesta si de verdad deseas verlo, estoy seguro de que él si desea verte por mucho que me repugne la idea.

Exclamó poniéndose sobre sus pies.

── ¡De prisa!

Perdió la paciencia al ver que el omega no reaccionaba. Cuando lo hizo a penas se pudo vestir algo apropiado e hizo un equipaje desordenado antes de avisar a sus padres que se iría por unos días.
Ellos seguían sin poder creer la noticia del alfa. Yuuri estaba pálido, y desorientado. Durante todo el viaje hacia el aeropuerto estuvo en silencio, de todos modos Yuri le ignoraba, se colocó los audífonos y cerró los ojos, no le apetecía para nada estar sentado junto al hombre que a su parecer era un jodido imbecil que sólo sabía causarle sufrimiento a su hermano.

──No morirá ¿cierto?

── ¿Lo dices porque te importa él o sólo estás pensando en ti como siempre?

Yuuri selló sus labios, temía que ante cada palabra que dijera, no importa qué, el rubio le atacaría. Sentía un nudo en la garganta y el imperioso deseo de llorar pero por alguna razón se sentía como si no tuviera derecho a hacerlo. Si bien llegaron al aeropuerto Yuri recibió una llamada que le hizo detener abruptamente sus pasos. Yuuri también se detuvo unos pasos adelante. Pudo ver, desde que lo tuvo enfrente, una expresión que nunca imaginó presenciar, parecía herido, con una lágrimas amenazando con caer indiscriminadamente por sus mejillas pero él no se permitiría algo así.

──Adiós.

Dijo en ruso, luego de colgar le dio una mirada filosa al japonés.

──No vendrás.

── ¿Qué? Pero...

Yuuri intentó seguirlo y el rubio gruñó.

──Dije que no vendrás. Mi hermano está muerto, no es necesario que vengas porque ya nadie te está esperando en Rusia, quédate en el lugar al que escogiste venir a esconderte. No supiste amar a mi hermano, súperalo.

DOCTOR DEL AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora