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El sonido de los vehículos siguiendo su curso era lo más inquietante, los segundos seguían corriendo alimentando su ansiedad.
Su corazón se estremeció, todo su cuerpo estaba tenso al imaginar lo que había ocurrido con su perro. Yuuri respiró profundamente antes de alzar la mirada, y de retener el aliento, Jaqueline seguía preguntando, estaba seguro que la había asustado. Tenía miedo de ver, pero se sorprendió cuando vio en el paseo de mitad de la calle a Viktor, sostenía a dos Vicchan, parpadeó incrédulo, a lo mejor el estrés de no querer ver la realidad le estaba provocando alucinaciones, su inconsciente ya se había acostumbrado tanto a ser ayudado por el alfa que empezó a imaginar cosas. Cuando la calle se despejó y el semáforo cambio el hombre empezó a avanzar en dirección a Yuuri. Necesitaba desmayarse un momento, porque la cabeza le estaba dando vueltas.

—Aquí tiene, —Viktor le ofreció una bebida refrescante esperando que eso lo calmara, habían pasado unos minutos desde lo del incidente pero aún tenía el pulso acelerado. Yuuri se encontraba sentado en una banca, los dos perros y Jaqueline jugaban alegremente dentro de la seguridad del enrejado del parque. El nipón vio con interés la bolsa plástica que cargaba el platinado en la mano izquierda, el alfa se dio cuenta y su reacción fue esbozar una sonrisa, luego con la mirada señaló hacía su mano. Había conseguido algunos artículos para curar su herida, por tercera vez.

—Ah... —el menor sintió vergüenza, sus mejillas tenían un brillante tono rosado, a esas alturas pensaría que era un completo descuidado.

—¿Me permite? —se sentó en la banca, ligeramente de lado para quedar frente a él, Yuuri no tuvo más remedio que dejarse hacer. Empezó por retirar el viejo vendaje, luego limpió con paciencia la herida que comenzaba a sanar, pero la cicatriz se había levantado un poco debido a la fricción con la correa con la que sostenía Vicchan. Durante el procedimiento estuvieron callados, fue Yuuri quien se sentía tan fuera de lugar que prefirió distraer su mente buscando un tema de conversación, —¿Cómo es que apareció de la nada?

Viktor se detuvo un momento, le miró un segundo y cuando agachó la mirada para seguir limpiando la zona herida esbozó una sonrisa, —Soy un superhéroe Yuuri, ahora sabe mi secreto, —la ingenuidad en Yuuri era tal que estaba por creerle antes de que el alfa decidiera contarle la versión realista, —estaba de paseo con Makkachin, en realidad él también es un poco inquieto así que me hizo correr sin parar, pero quedamos atrapados en el camellón porque el semáforo cambió, haber estado ahí fue realmente una casualidad, pero me alegro haber podido hacer algo por... Él...

—Ah... Su nombre es Victor, —Yuuri se sintió apenado al haberlo dicho antes de reparar en qué era el tocayo del alfa. El platinado alzó las cejas y el nipón se apresuró a explicar, —cuando era adolescente solía gustarme mucho un patinador artístico, entonces cuando me regalaron a Vicchan quise llamarlo así.

—Así que este es el método para nombrar a una mascota, con el nombre de un ídolo... Um... ahora que lo mencionas mi madre hizo lo mismo, —dijo Viktor divertido.

—¿En serio? Que nombre le puso, —la espontaneidad y la inocencia que lo caracterizaban era difícil de ignorar, él ni siquiera se había dado cuenta de que Viktor estaba burlándose de él —¿Es lindo? —Viktor asintió aguantando una sonrisa por el repentino entusiasmo del menor.

—Claro, es muy lindo, —al omega le brillaron los ojos, —solía tener un amor platónico por un bailarín de ballet... —de repente puso un rostro inexpresivo. Yuuri seguía expectante por saber de la mascota así que se animó a preguntar.

—Entonces... ¿El bailarín se llamaba Makkachin? —Viktor hizo una expresión dudosa antes de negar y responder.

—Así que por eso me llamo Viktor... —curvó las cejas como si estuviera un poco ofendido para mejorar su actuación.

DOCTOR DEL AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora