Capítulo 21

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El día paso como la mismísima mierda. 

Gracias a dios no me conseguí mas a Elizabeth, tampoco a la Srta. Patner, Peg trataba de hablar conmigo, pero fallaba en los intentos, había tomado las flores en mi escritorio y las había tirado al cesto de basura, Peg no dijo nada, tampoco las personas que pasaban por al frente y veían las flores en la basura. 

Con un poco de suerte el día llego a su final, y sin esperar ni un minuto mas salí de aquel lugar. 

Patrick intento subirme los ánimos pero fallando también en el intento, no le había contado nada, simplemente no tenia ni ánimos ni fuerzas para hacerlo y agradecí en mi interior que lo entendiera que respetara el espacio que había pedido.

Artemis no había dejado de llamar en lo que quedaba del día y le había dejado un mensaje que estaba bien, que había llegado cansada y que me iría a dormir temprano hoy, que no se preocupara por mi que Patrick estaría pendiente. Aquella noche me costo conciliar el sueño y en la madrugada cuando la ciudad apenas dormía me permití llorar, me permití soltar toda la carga que había tenido encima en todo el día, me permití llorar por las palabras de Elizabeth, que aunque no valieran había logrado lastimar un poco mi ego, decidí llorar por esa molestia, esa impotencia, ese estrés, decidí llorar por Damián, por sus músculos tensos, por su voz fría y por su mirada vacía. 

A duras penas había logrado despertarme al día siguiente, con los ojos tan hinchados que apenas podía ver claramente y tan rojos que cualquiera hubiera pensado que pase toda la noche drogándome, tuve que ponerme los lentes de lectura, y con un poco de suerte mi rostro mejoro solo un poco. 

Salude a Peg al llegar a la oficina y a algunas cuantas chicas que se cruzaron en mi camino, al llegar a mi escritorio una rosa estaba apoyada en el con una nota a su lado que decía: 

"Lo siento"

Tome ambas cosas y arrugando en un puño aquella nota la arroje a la basura junto con la rosa, Peg no dijo nada y agradecí su silencio.

Al día siguiente había otra rosa en mi escritorio y esta vez la nota decía: 

"Soy un estúpido, por favor perdóname"

Los días fueron pasando, y con cada uno, una nueva rosa y una nueva nota se encontraban cada mañana en mi escritorio, así durante una semana.

"Espero tengas un hermoso día hoy, lo siento."

"Luces hermosa de traje, ¿te lo había dicho? En serio lo siento."

"Eres mas que una simple asistente... al menos para mi eres mas Venus."

"¿Nunca pensaras perdonarme cierto?"

"¿Quisieras almorzar conmigo? Me encantaría tu compañía, como siempre."

"Definitivamente esto no esta funcionando."

"Gracias por su atención Srta. Jones."

Era Lunes otra vez, y la oficina se encontraba completamente agitada, se acercaba un importante contrato para la empresa y nos veíamos obligados a dejar el doble de los tomos traducidos para finales de semana.

Hoy había llegado mas temprano de lo normal, y un sentimiento al ver que no había ninguna rosa esta vez en mi escritorio me invadió, si, sabia que había ignorado y botado todas las notas y flores que me había enviando Damián anteriormente, pero su ultima nota me había dejado pensativa "Gracias por su atención Srta. Jones." No sabia a que se refería exactamente aquello en ese momento, pero estaba mañana al llegar y no conseguir nada, lo entendí, ya no habrían mas flores.

Por favor, quédate (En corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora