Nashville, como extrañaba mi pueblo, el cálido sol de las mañanas, el olor a campo y aire puro. La granja de mis padres había sido el lugar donde Artemis y yo habíamos nacido y criado a lo largo de los años, cuando Artemis cumplió 18 se vino a New York para estudiar y una vez graduado decidió quedarse aquí. Lo mismo hice yo, aunque amara la granja, el amor de mis padres y mi pueblo, sabía que las oportunidades que tuve aquí era casi imposibles haberlas tenido allá.
Vivo en un pequeño departamento en el centro de Manhattan que había logrado comprar con 5 años de trabajo y parte de mis ahorros de vida. Tenía la vida que cualquier chica de 23 años soñaría con tener, y estaba feliz y orgullosa por ello.
Me encontraba frente al armario, con solo mi ropa interior puesta. A lo largo de mi último año en la universidad había estado haciendo pasantías en nada más y nada menos la prestigiosa empresa Editorial Patner's y luego de un largo y arduo año comenzaba en un puesto, perteneciendo oficialmente en el equipo que conforma tal empresa. Con las manos puestas en mi cadera haciendo una forma de jarra con mis brazos no sabía que ponerme.
Después de unos 30 minutos me encontraba parada frente al espejo de cuerpo completo que formaba parte de la decoración de mi habitación, me había decidido por un vestido color vino, el largo era un poco más abajo de mis rodillas, y se adhería a todo mi cuerpo creándome unas curvas fantásticas, un cierre en dorado era el único adorno que acompañaba a este vestido a lo largo de toda mi espalda, lo acompañe con un sobre todo color beige y unos tacones no tan altos del mismo color vino.
Decidí llevar mi cabello suelto y retoque con un poco de maquillaje mis mejillas y pestañas, tome mi bolso, mi celular y salí de casa no sin antes revisar el clima y verificar si llovería o no a la hora en que me tocaba regresar del trabajo, lo último que quería era mojarme bajo la lluvia y enfermarme.
Las pasantías las había conseguido gracias a mi hermano, quien era el mejor amigo el dueño de tal empresa, mi hermano y yo siempre fuimos unidos, recuerdo que lloré casi que todas las noches durante una semana cuando él se fue a la universidad, y cuando vine a New York para mis estudios estaba más que ansiosa por volverlo a ver.
Vivir con Artemis no era para nada malo, casi nunca se encontraba en casa, siempre o estaba trabajando hasta tarde o salía de tragos con sus amigos, y por más unida que siempre he sido con él, en cuanto a sus amigos no conozco a ninguno, tampoco me preocupaba en conocerlos, sabía que Artemis se rodeaba de buenas personas como siempre nos enseñaron nuestros padres.
Artemis era gerente del departamento de impresión de tal empresa, y un día cuando le conté lo cansada que estaba por el trabajo de medio turno en la cafetería él se ofreció a ayudarme, ahí fue cuando comencé las pasantías, me pagaban mucho mejor que en la cafetería, y aunque fuera medio tiempo ese dinero extra me ayudo a poder salir del departamento de mi hermano y venirme a este.
Al principio Artemis no quería que me fuera, decía que no era buena idea que viviera sola y aunque aún lo dice después de 6 meses, lo acepta y respeta.
Por otro lado, estaba mi mejor amiga Samantha Jonhson, una diseñadora de moda increíble, y aunque al principio de su carrera le fue difícil, ahora trabaja para lo más top de lo top. Realmente estoy orgullosa de ella, somos amigas desde que tengo uso de razón se podría decir y aunque nos separamos en la universidad y nos veíamos poco, nunca dejamos la amistad, ahora tenía su estudio y su departamento cerca del Times Square, que es donde justo queda la enorme torre empresarial de Editorial Patner's.
La calle estaba abarrotada de gente, y difícilmente pude lograr tomar un taxi, lo único que quisiera cambiar de esta ciudad es el tráfico, juro que es lo más pesado que he visto alguna vez en mi vida. Luego de unos minutos me encontraba entrando en las enormes puertas principales de la torre empresarial. Pasando por recepción y firmando mi entrada, miro el reloj y veo que aún tengo 10 minutos para entrar, camino hasta el fondo del living, hacia la zona en donde están los ascensores y me sorprendo a ver que están absolutamente vacíos, normalmente, deberías de hacer colas de 10 minutos para poder subirte a uno.
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Por favor, quédate (En corrección)
RomantizmDos personas totalmente diferentes, una siempre lo tuvo todo, mientras que la otra lucho y trabajo fuerte para obtener lo poco que tiene, se conocen por accidente cuando quedan encerrados en el ascensor de la empresa. Lo que no saben es que serán la...