Era la hora del almuerzo, y no me había sentido tan nerviosa desde hace mucho tiempo cuando a Artemis se le había roto un brazo y tuvieron que operarlo.
Me sentía ansiosa, queriendo que pasaran los minutos rápido, estaba en el living, cerca de la zona de esperar donde siempre no reuníamos cada vez que íbamos a almorzar. De pronto me encontré ansiosa por que llegara y cuando lo vi salir por los ascensores mi corazón se aceleró solo un poco más, pero cayó al suelo cuando vi que a su lado estaba la Srta. Williams, su mano sostenía un maletín a su lado mientras que la otra reposaba en el antebrazo de Damián, riendo al parecer de algo que este había susurrado en su oído.
Mi pecho se contrajo y sentí una punzada en él, no entendía el porqué, pero nunca lo había visto así con su asistente, siempre era un trato totalmente profesional y de pronto parecían más unidos que nunca.
- ¿Vamos? - ni siquiera se detuvo un solo segundo, simplemente paso a mi lado mientras me dedicaba una corta mirada y continuaba del brazo de la Srta. Williams quien ni siquiera se inmuto en dirigirme una mirada- Srta. Jones- vamos, que se acuerda de mi nombre al menos- ¿podría ir al frente con el chofer?
Esto tenía que ser una broma, una completa y jodida broma. ¿Y qué coño hacia yo aun aquí?
- Claro- me abofetee mentalmente, sin duda alguna esas no eran las palabras que pretendía sacar por mi boca. Una vez los 4 en el coche, Damián y la Srta. Williams prosiguen con su charla y puedo oír como de vez en cuando la chica ríe abiertamente, me doy la liberta de mirar por el espejo retrovisor y veo como su mano baja por su brazo y se posa sobre su pierna, de pronto el vidrio oscuro que divide ambas partes comienza a subir, perdiéndolos a ellos detrás, esto era el colmo.
Habíamos llegado a un restaurante y lo reconocí como el sitio donde había almorzado por primera vez con ellos, Pegie y mi hermano, Patner estaba pasando totalmente de mí, ni siquiera duraba más de 5 segundos mirándome y eso comenzaba a hacerme sentir humillada, con la Srta. Williams colgada de su cuello y el regalándole tantas sonrisas y bajando libremente su mano por su espalda, zorra.
Que me estaba pasando, no tenía por qué tener aquellos pensamientos, Damián podía hacer su vida como le diera la gana y yo podría hacerlo con la mía. Como si fuera cosa del destino mi teléfono sonó sobre la mesa, note como Damián dirigía su mirada a la pantalla y su ceño se fruncía ligeramente, cuando miro, el nombre de Patrick aparece en ella y como por arte de magia sonrío, lo cojo y contesto.
- Lo más guapo que tiene Nashville- contesto, supongo que al ser parte de un segundo plano con estos dos frente a mí no era de mucha importancia contestar a mi mejor amigo.
- ¿Dónde estás metida caramelito? - su voz sonaba amortiguada por el sonido del tránsito en el exterior.
- Estoy en mi horario de almuerzo, a unos 15 minutos de mi trabajo- respondo.
- Pues necesito una casa donde quedarme las próximas dos semanas.
- ¿Me estás hablando en serio? - deje los cubiertos sobre la mesa, con la mitad de mi plato intacto aun, no podía creer lo que estaba escuchando.
- ¿Que parte no entiendes de que me he tomado unas vacaciones y vine a visitar a mis amores de vida? - si no estuviera en el sitio donde estoy ahorita, les juro que hubiera gritado de la emoción. Damián me mira con un semblante serio y de pronto a dejado de estar tan cerca de la Srta. Williams- te quería caer de sorpresa en tu trabajo, pero me han dicho que todo el personal a salido a almorzar, ¿tardaras mucho?
- En 15 minutos estoy allá- digo antes de colgar. Damián este mirándome, con el ceño fruncido y sus manos están sujetando los cubiertos más fuerte de lo normal, tanto que sus nudillos están blancos- Disculpe sr. Patner, Srta. Williams, me ha surgido una emergencia, temo que debo irme- digo tomando mis cosas y levantándome.
- Hank te puede llevar- ofrece Damián, parado también a mi lado.
- No se preocupe por mí- digo sonando un poco más brusca de lo intencionado, doy una rápida mirada hacia la Srta. Williams quien me mira no muy emocionada- termine de disfrutar su compañía- sonrío y comienzo a caminar, pasando por su lado Damián coge mi muñeca, no de manera brusca, simplemente la sostiene tapando el agarre de la vista de la mujer a su lado.
- ¿Quién es? - pregunta. Bajo la mirada hacia su agarre y moviendo mi brazo logro zafarme.
- Una persona muy especial- trato de darle mi mejor sonrisa y sin más que decir salgo de aquel sitio, en tu cara Patner. Tomando un taxi y dirigiéndome directo hacia el Times Square.
Estoy llorando cuando Patrick me toma en sus brazos y comienza a dar vueltas conmigo en ellos.
- No puedo creer que estés aquí- chillo por encima del ruido exterior.
- Créelo porque me tendrás dos semanas aquí nena- dice plasmando un beso en mi mejilla, no puedo dejar de sonreír, tenía muchísimo tiempo sin ver a mi mejor amigo, ya hasta había perdido la cuenta y de un día para otro tenerlo frente a mí me parecía algo alucinante.
- Pero.... ¿porque no me lo has contado el día que hablamos por video llamada? - pregunto abrazándolo nuevamente.
Había entrado a la empresa, y estábamos sentados en la zona de espera de la recepción principal, algunas chicas pasaban por nuestros lados y era casi imposible no reír cuando estas volteaban más de dos veces para confirmar el hombre que estaba sentado a mi lado. Esto siempre ocurría y es que era inevitable, Patrick era un chico del cual admirar, con un cuerpo completamente formado desde el ángulo en que lo vieras, rubio y con unos hermosos ojos de diferentes colores, cuando sonreía se le hacía un hoyuelo en su mejilla izquierda y como había dicho una vez antes, si no fuera porque es gay, creo que desde hace rato me hubiera enrollado con él.
- Fue algo de último momento, no tenía pensado estas pequeñas vacaciones- confeso- pero luego de mover algunas piezas, aquí estoy- sonríe. Las personas comenzaban a regresar de sus almuerzos y sabía que ya me quedaban pocos minutos.
- Pronto debo entrar a trabajar- dije buscando las llaves de mi departamento en mi bolso- pero te prometo que iré a casa apenas salga de este edificio- sonreí- estas son las llaves de mi departamento, es algo pequeño, pero estoy segura de que te encantara- Patrick cargaba solo una maleta de unos 20 kilos, que para mí era algo exagerado para 14 días, pero conociéndolo ha metido la mitad y un poco más de su closet en ella.
Me permito abrazarlo por última vez, la sonrisa no cabía en mi rostro y cuando mi mirada se dirige hacia las puertas Damián está entrando por ellas, al parecer se había cansado ya de la Srta. Williams ya que iba solo, nuestras miradas se cruzaron y su semblante serio volvió de nuevo, duro unos segundos observándonos para darse media vuelta y caminar hasta los ascensores.
Me despedí de Patrick, no sin antes haberle escrito la dirección de mi departamento en un papel para que no se perdiera, espere a que se marchara y cuando había salido de la torre podía jurar que camine hasta el ascensor dando brincos de felicidad.
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Por favor, quédate (En corrección)
Roman d'amourDos personas totalmente diferentes, una siempre lo tuvo todo, mientras que la otra lucho y trabajo fuerte para obtener lo poco que tiene, se conocen por accidente cuando quedan encerrados en el ascensor de la empresa. Lo que no saben es que serán la...