Capítulo 30

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Luego de una larga y hermosa sesión de besos, Damian me dejo ir, prometiéndome pasar por mi para el almuerzo. 

Todavía faltaban unos 20 minutos para que el día de trabajo comenzara así que cuando llegue a la planta 12 esta estaba casi vacía, salvo por 4 personas que ya se encontraban en sus lugares. Pasaron los minutos y las personas comenzaron a llegar, llenando con ello el lugar, cuando vi a Pegie salir de los ascensores esta casi corrió hacia mi.

- Dime que es verdad, dime que es verdad- repetía dando brincos a mi alrededor.

- Cálmate Peg- digo entre risas, mi amiga levanta entre sus manos una revista, que al igual que la anterior Damian y yo eramos la portada y el gran escándalo de la semana, lo único diferente en ella era el editor.

- Casi morí al momento en que la vi- confiesa.

- Damian me lo ha pedido esta misma mañana- sonrío- así que tanto como tu, aun estoy sorprendida y sin poder creerlo del todo- Pegie oprime un grito y se lleva las manos a la boca, algunas personas voltean a vernos, mientras que otras seguían en sus mundos.

- Sabia que lo haría- sonríe.

- ¿Lo sabias?- pregunte levantando una ceja, Pegie comenzó a morderse las uñas y a ver hacia cualquier lado con tal no sea yo- ¿Que sabias tu Pegie? - digo cruzándome de brazos.

- Artemis me comento algo acerca de que Damian quería arreglar y formalizar las cosas contigo, por favor no me odies- lo dijo tan rápido que a penas la había entendido, luego de unos segundos las cosas poco a poco fueron encajando en mi cabeza, la manera en como Dalha lo miraba como esperando algo de el, las miradas cambiadas entre Artemis y Dalha, todo concordaba, ellos lo sabían y simplemente habían estado espero.

Como si mi mente los invocara mi celular vibro y el nombre de mi hermano apareció en la pantalla con un mensaje.

*- Felicidades a los novios, yo sabia como iba a terminar eso*

Los tacones sonaron a mi espalda y cuando voltee se trataba de nada mas y nada menos que Elizabeth.

- Srta. Jones, buenos días- ya va, ¿que? Mi cara debió haber sido un poema por completo, debido a que solo asintió y siguió su camino hasta entrar a la oficina.

- ¿Que ha sido eso?- pregunta Peg a mi lado con la misma cara de confusión que yo.

- No tengo ni la menor idea- ambas intercambiamos miradas y luego de unos segundos, nos ubicamos en cada uno de nuestros escritorios y comenzamos nuestro trabajo.

La mañana había sido tranquila, sorprendentemente, Elizabeth no me molesto para nada que no fuera mi trabajo, y cuando me ofrecí a encargarme de los archivos, ella rechazo la oferta. Sospechaba que aquella actitud era a la gran noticia de la que todos hablaban en la empresa hoy, pero nunca la creí capaz de tratarme de aquella manera, aunque en el fondo podía sentir su hipocresía.

La hora del almuerzo estaba por llegar, faltaban solo unos 5 minutos, había terminado el trabajo de la mañana y por la tarde me dedicaría a la traducción de unos cuantos tomos que tenia archivado desde el fin de semana pasado. Las puertas del ascensor se abrieron, Artemis y Damian salieron por ella, saludando a los empleados que se tomaban dos segundos para saludarlos y siguiendo su camino, por el rabillo del ojo vi como Pegie se acomodaba el cabello y no pude evitar ahogar una risa por la actitud que siempre tomaba cuando se trataba de mi hermano.

- ¿Se puede saber que es tan gracioso?- Artemis y Damian llegan al cubículo y nos sonríen a ambas.

- Nada que tenga que ver con ustedes- respondo y le guiño un ojo. Artemis se desvía hasta el escritorio de mi amiga quien lo recibe con una gran sonrisa, por otro lado Damian esta parado en la puerta, mirando con una sonrisa y sin moverse.

Por favor, quédate (En corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora