Capitulo 39

9.4K 426 3
                                    

Era mas de media noche cuando escucho el auto de Damian estacionar en el garaje, no habia podido dormir, ni siquiera habia querido comer al no saber donde carrizos estaba metido. Oi la puerta de la casa cerrarse asi que espere a que llegara a la habitacion.

Cuando entro, este ni siquiera me miro, habia bebido, lo sabia por el ligero olor  a alcohol que su cuerpo emanaba, no decia nada, no me miraba, tomando una toalla entro al baño y se encerro en el. Media hora despues, salio con sus pantalones para dormir, y nuevamente sin mirarme se metio en la cama, dandome la espalda.

- ¿Me vas a decir donde estabas metido?- pregunto, silencio- Estoy hablando contigo Damian- comenzaba a perder los estribos y sabia que si no me contestaba de inmediato la iba a liar.

- Ya estoy aqui, duermete- dice, el tono de su vez me hace saber que esta molesto, mas que molesto furioso.

- No me dormire hasta que me digas donde carajos has estado metido y porque llegas oliendo a alcohol- Damian era un hombre de poco beber, siempre bebia lo justo y lo necesario y la mayoria de las veces en ocasiones especiales, asi que, que haya llegado oliendo a alcohol y taberna, me preocupaba y me hacia enfadar.

- ¡No tengo porque responderte nada!- exclama, elevando la voz. Okey, aqui vamos de nuevo.

- Soy tu novia y tengo derecho a saber donde coñ estabas metido- grito, hacia perdido la poca paciencia que quedaba en mi cuerpo y sabia que dentro de poco estaria armando la de Troya.

- ¡Y yo soy tu novio!- señala- ¡Y cuando te dije que no queria verte en la manga, pasaste completamente de mi! Ahora soy yo quien pasa de ti- estaba cansada, cansada de su actitud, de como le hacia daño a los demas cada vez que se lo proponia, cansada y mas que molesta cojo mi almohada, me levanto de la cama y comienzo a caminar hacia la puerta, ni loca dormiria en la misma cama que este hombre. Su mano me sujera de por una de las muñecas- ¿A donde crees que vas?- pregunta con el ceño fruncido. Con un manotazo logro zafarme de su agarre.

- ¡No me toques!- exclamo- ni loca dormire contigo hoy- lo reto- me voy a otra habitacion, suerte- doy media vuelta dispuesta a abrir la puerta y salir de ahi, pero Damian es mas rapido y pone una mano sobre la puerta, impidiendome abrirla- ¡Quitate!- ordeno.

- Esuchame bien Venus- dice molesto, si fuera una caricatura en estos momentos estaria comol una olla de presion- te prohíbo hacer lo que acabas de hacer hoy, no quiero....

- Alto ahi- lo corto, ¿pero este que se cree?- ¡escuchame tu a mi y no vuelvas a prohibirme nada en tu vida! ¿Me escuchas?- digo- ¡En tu puta vida Damian!- como puedo lo empujo, y antes de que pudiera obstaculizar de nuevo mi camino, salgo de ahi.

¿Pero quien se cree que es? Ni mi padre me prohibia alguna cosa en mi vida, para que viniera y y como si nada, venga a hacerlo, estara como loco.

Decido irme a una de las habitacion que aun quedaban vacias, me tiro a la cama y como puedo me pongo comoda. Aquella noche no duermo y a la mañana siguiente cuando sale el sol soy la primera en levantarse. Cuando entro a la habitacion Damian esta dormir y como puedo sin hacer ningun tipo de ruido, cojo algunas ropas y salgo de ahi, me doy una ducha en el baño que habia en el pasillo, cuando salgo, todos aun duermen, bajo hasta la cocina, me preparo un Sandwich de jamon y queso y tras haber desayunado, salgo de casa.

Decido dejar el telefono, queria estar a solas conmigo misma, necesitaba respirar, drenar la discusion de anoche y pensar las cosas en calma. Llego hasta los establos, una sonrisa se dibuja en mi rostro al recordar tantos momentos vividos en ese mismo lugar, tomo a uno de los caballo, el cual tenia por nombre Rosemond.

- Hola precioso- el animal levanta la cabeza y encantada lo acaricio, con cuidado lo saco del establo, le monto la silla, la ajusto y me monto en el. Era uno de los caballos favoritos que tenia aqui en la granja, mi padre me lo habia regalado cuando cumpli 16 años, llevandome por primera vez a los coleos.

Rosemond era blanco, media unas 18 cuartas, para mi era perfecto, papá se habia encargado de mantenerlo bien cuidado, ya que lucia mucho mas robusto desde la ultima vez que lo vi, cabalgando, me aleje de la granja, buscando algun sitio un poco mas calmado. Recorde el molino al que mi hermano y yo ibamos siempre de pequeños, quedaba a unos 5 minutos a caballo asi que decidida me dirigi hacia aquel lugar.

Abandonado, pero aun asi transmitia la misma paz que me transmitia desde pequeña. Rosemond estaba comiendo, mientras que yo, sentada sobre un lote de paja cerraba mis ojos y poco a poco estaba comenzando a relajarme.

La mañana se me fue volando, y parte de la tarde tambien, luego de ir al molino decidi montar a caballo por los alrededores, yendo hacia una vieja pista de equitacion que mi padre nos habia armado. Necesitaba esto, hace mucho tiempo que no me sentia tan relajada, sin estres por el trabajo, sin las peleas con Damian, solo yo y mi caballo. Con cuidado quite la silla de montar y poniendola en su lugar, decidi cepillar a Rose, cuando termine 30 minutos mas tarde decidi que era hora de regresar a casa.

No sabia como lidiar con la discusion de anoche que tuve con Damian. Una cosa eran sus celos, molestarse por alguna irresponsabilidad o chocar en opiniones, pero prohibirme algo, eso habia sido un error, estaba dolida y cuando puse un pie en el jardin trasero de la casa, supe que no seria yo esta vez la que diera el brazo a torser. Cuando llegue mi madre estaba en la cocina y al verme suspira.

- ¿Se te ha olvidado avisar que ibas a salir?- comenta colocando sus manos en sus caderas y poniendose con una jarra.

- Lo siento, solo queria salir a respirar- me excuso y comienzo a caminar hacia las escaleras.

- Las chicas, Artemis y tu padre han salido- anuncia, espero unos segundos, cuando continua- Damian ha estado preocupado por ti toda la mañana, se a negado a salir sin antes verte primero- continuo mis caminos por las escaleras, estaba sudorosa y dispuesta a tomar un ducha, camino hasta mi habitacion para buscar ropa, al entrar Damian esta centado en medio de la cama, su gesto de preocupasion, por unos segundos me hacen flaquear, pero rapidamente me repongo y me dispongo a buscar la ropa en las maletas.

- Dios Venus, ¿Donde has estado?- pregunta. Pasando completamente por alto de el, sigo buscando las cosas en mi equipaje- ¿no vas a hablarme?- vuelve a pregunta, y por segunda vez se lleva un honorable silencio. Su ceño se frunce y se que esta comenzando a molestar, ¡pues mira! Lo que me importa. 

Cuando tengo las cosas en mis manos entro al baño, recogo mis cremas para la piel y al salir Damian esta parado en medio de toda la puerta, haciendome imposible salir.

- Necesitamos hablar- dice, lo miro por unos segundos y sin decir nada, tomo asiento en el borde de la cama- no puedes irte simplemente asi como asi, y mucho menos irte sin tu celular.

- ¿Tambien me lo vas a prohibir?- pregunto, mi voz salio mas seca de lo que pretendia y por el gesto que ha cruzado unos segundos el rostro de Damian, se que le he hecho daño.

- ¿Y si algo te hubiera pasado?- pregunta, ignorando la preguntaba que le acaba de hacer- todos estabamos preocupados Venus- no digo nada. En estos momentos no me apetece hablar con el, no despues de como se comporto ayer, mi mirada cae al suelo- ¿vas a ignorarme por siempre?- eleva en tono de voz, lo miro por unos segundos y le doy una sonrisa de labios cerrados, subo las manos y las dejo caer en mis piernas, ahora si que se ha molestado.

Resoplando se hace a un lado y gustosa por lograr lo que me propongo comienzo a caminar hacia la puerta, cuando paso por su lado, este me toma del brazo, bajando el tono de voz susurra:

- No quiero estar asi- confieza- quedate esta noche- su suplica me parte el corazon, y cuando siento que me voy a dar por vencina, me suelto de su agarre y sin voltear a mirarlo, salgo de la habitacion.

Por favor, quédate (En corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora