Al fin nos habíamos ido todos a dormir, era oficial, hoy estaba cumpliendo mi cumpleaños numero 24, el día había sido sin duda alguna el mejor que había tenido en muchos años, luego de que comiéramos el asado que mi padre, Artemis y Damian habian preparado, que por cierto les había quedado de muerte, mis padres se habían encargado de contarles a Pegie y a Damian toda cantidad de momentos vergonzosos de nuestra infancia y peor aun, ¡Con fotos incluidas! Casi me da un infarto.
Me había cambiado, poniéndome mi cómodo pijama que consistía en una camisa de tirantes y un short, después de tanto tiempo, volvía a estar dentro de estas cuatro paredes, no me lo podía creer. Cuando salgo del baño Damian ya esta en la cama, y por la manera en como lleva los brazos cruzados y su mandíbula se tensa, intuyo que no se le ha olvidado lo que ha sucedido temprano. Samwell tampoco había colaborado mucho, ya que a cada rato, insistía en llamar, bonita, mi amor, nena y esas cosas.
Mi familia había quedado encantada con Damian, ¡Y como no! Mi abuela lo había aprobado casi al instante, diciendo que era un hombre que se vestía por los pies, eso para ella, significaba que era un hombre el cual valía mucho tanto por fuera como por dentro, yo feliz de la vida, no lo negué, no tenia porque, ya que lo que decía mi abuela era completa verdad, Damian era un caballero de pies a cabeza, y aunque pudiera tener un carácter de los mil demonios como en estos momentos, seguía siendo un encanto.
Caminando hasta la cama, me senté frente a el, cruzando las piernas como indio y sosteniendo su mirada.
- ¿Vas a hablar o vas a seguir fingiendo toda la noche?- suelto. Comenzaba a irritarme.
- Fingir no se me da muy bien- su tono de voz era seco, tanto que me puso los pelos de punta.
- Es mi amigo cariño, mas que eso, es como mi hermano.
- ¡Me importa una mierda Venus!- levanta la voz- no me interesa si es tu amigo, tu hermano, tu primo o el mismísimo Dios, se paso de listo conmigo y tu se lo permitiste- reclama. En parte tenia razón, pero vamos, es solo un amigo y no tiene porque hablarme así.
- Primero, me bajas el tono de voz- digo levantándome de un salto de la cama- y segundo...
- ¡Primero nada!- grita, esto tenia que ser una broma, agradecí que mi habitación fuera la ultima en el pasillo y que por cosas de los Dioses siempre era difícil escuchar lo que sucedía aquí dentro.
- A mi no me estés gritando- dije elevando la voz y retándolo.
- ¿Esto quiere decir que tengo que soportar que aquel arrastrado te llame como se le plazca?- se levanta haciéndome inclinar la cabeza hacia atrás para poder verlo bien- solo hay que ver como te mira para saber que es un baboso.
- Ese arrastrado y baboso es mi familia, lo quieras o no- sentencio- puede que no de sangre, pero sigue siendo mi familia- grito- así que tu, dejaras tus celos que me tiene hasta la coronilla- podía sentir la tensión entre ambos, esta se podía hasta cortar con un cuchillo, pero vamos, no permitiré que me hablara de aquella manera, mucho menos que se refiriera a Samwell como un arrastrado y baboso ¡que le baje dos a sus celos! Sus manos se vuelven puños y su mandíbula se tensa, cuando abre las manos, noto como estas le tiemblan horriblemente y el al darse cuenta las vuelve a cerrar, de pronto recuerdo lo de su ansiedad y la preocupación viene a mi, decido ser yo quien me calme y como puedo me acerco a el. Damian da un paso atrás, esta claro que no quiere que este cerca de el pero yo, insisto, esta vez no retrocede.
Rodeo su torso con mis brazos y apoyo la cabeza en su pecho, el no se mueve, su cuerpo se tensa bajo el mio.
- Acepto que se ha sobre pasado, y seré yo quien le deje en claro que se dirija a mi por mi nombre, lo siento- me disculpo- se que si esto fuera al contrario, yo la estuviera liando ahora mismo, pero no quiero discutir contigo, dios griego- no lo estoy mirando, pero la manera en como su cuerpo se relaja, intuyo que ha sonreído por la manera en como lo llamado, no me gustaba pelear con, por lo normal, chocábamos en el carácter y al final del día era o quien daba el brazo a torcer, esta vez no fue la excepción, era mi cumpleaños, estaba con mi familia y amigos y lo menos que quería era estar mal con el.
Pase unos segundos abrazándolo sin respuesta alguna, suspiro y cuando me voy a dar por vencida y lo comienzo a soltar, el levanta sus brazos y me aprieta a el.
- Lo siento yo- habla luego de unos segundos- perdóname por gritarte pequeña- se disculpa- es solo que... no quiero que nadie te diga esas cosas, el único quien tiene derecho a tratarte así, soy yo, en todo caso tu padre y Artemis- dice mirándome a los ojos, era imposible resistirse a aquella mirada que siempre me desarmaba- lo siento, me he dejado llevar por los celos, no quiero perderte- termina.
Tomo su rostro entre mis manos y me pongo se puntillas para poder rozar mis labios con los de el.
- No me perderás, ni hoy, ni mañana, ni nunca- susurro- te la has liado al fijarte en mi, ahora nunca te soltare- dije. Una sonrisa se dibuja en los labios de mi chico y yo, gustosa también sonrió, nos fundimos en un suave beso que termina subiéndose en tono y ambos terminamos tirados en la cama.
- Te quiero- Damian estaba sobre mi, sus labios a escasos centímetros de los míos cuando susurro aquella palabra. Me besa, sus manos acarician mi cuerpo y en menos de lo que pienso, ambos estamos completamente desnudos.
- También te quiero, Dios griego- respondo luego de un tiempo, el sonrió. Y esa era la verdad, lo quería, lo quería desde antes de que el me lo dijera, lo quería desde la primera vez que sus labios tocaron los míos y ahora lo quiero mas. Me estaba comenzando a enamorar, lo sabia y me conocía, y a veces me daba miedo ese sentimiento, enamorarme otra vez implicaría perderme por completa, significaba entregarle todo de mi a una persona que a ciencia cierta no sabia si esto iba a ser para toda la vida. Pero, aun así, me estoy arriesgando, mis sentimientos están creciendo cada día mas y mas, y se me hace insoportable su falta, el solo pensar que ya no este el día de mañana me entran las ganas de llorar-
Solo lo quiero a el, sus besos, sus caricias y sus palabras, aquellos ojos azules que tantos sueños hermosas me han causado, su voz, su toque, solo el y nadie mas que el.
- Déjame hacerte mía, Diosa- sus besos devoraban mi cuello y yo gustosa de la vida lo aceptaba.
- Ya lo soy, Dios griego- ambos sonreímos y entre besos y caricia, mi amor, mi cariño, mi chico, mi Dios Griego, termino haciéndome el amor de la manera en la que el solo sabia hacerlo.
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Por favor, quédate (En corrección)
Storie d'amoreDos personas totalmente diferentes, una siempre lo tuvo todo, mientras que la otra lucho y trabajo fuerte para obtener lo poco que tiene, se conocen por accidente cuando quedan encerrados en el ascensor de la empresa. Lo que no saben es que serán la...