Volpina

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—Se acabó Lila, tu teatrito se cayó —afirmó Marinette cruzada de brazos con una mirada triunfante.

—Pero yo... —trató de protestar la italiana, pero sentía las miradas de todos sobre ella, no solo su grupo, todo el instituto había sido testigo de cómo fue desenmascarada.

—Ni hables Rossi, todo lo que has dicho al pisar París son inventos ridículos, queriendo llamar la atención de todos. Tú eres ridícula... —Se burló Chloé soltando una risita.

—Te lo advertimos, aquí están las consecuencias de tus actos —Kagami se agachó a su altura, la tomó del mentón y le mostró una sonrisa que terminó por mitigar su fortaleza.

Rossi le dio un manotazo a la japonesa y se levantó para salir corriendo, escuchaba las burlas y comentarios venenosos de todos, le aturdían, le dolían en lo más profundo de su ser. Había perdido todo lo que le costó alcanzar.

Abrió la puerta de los baños con brusquedad y se apresuró a encerrarse en un cubículo. Las lágrimas recorrían sus mejillas, sus manos luchaban por eliminar rastro de ellas, pero era inútil pues estas seguían brotando.

Se abrazó a si misma inclinándose hacia delante, apretaba la mandíbula con fuerza para evitar emitir cualquier sonido que alertara a otra estudiante que ingresara.

—Yo solo quería ser importante... Para alguien, quien sea —murmuró cerrándolos ojos con fuerza, odiaba sentirse así. Tan sola, sin nadie a quien acudir.

No pudo evitar recordar las numerosas veces que su madre le rechazó un abrazo, incluso en el funeral de su padre la empujó con fuerza. Si ni siquiera la mujer que le dio la vida podía quererla como era, ¿por qué ahora era la mala al pretender ser lo que la gente quería?

—Querida Volpina, para mí eres más que esencial. Tu labor será la más importante para destruir a tus enemigos y a los míos. ¿Cuento contigo? —volvió a escuchar esa voz grave que le hablaba desde otro punto de la ciudad.

—Claro que sí, Hawk Moth.

Noviembre VilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora