Copycat

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Ladybug estaba sentada en el borde de un tejado, miraba con una sonrisa hacia el cielo disfrutando del bello atardecer. Un espectáculo que le gustaría presenciar junto al rubio de ojos verdes que tanto adora.

Pero él no estaba pasando por un buen momento, estaba perdiendo a un ser muy querido que consideraba su segunda madre y quería estar junto a ella en sus últimos momentos. La franco-china sabía que debía apoyarlo, estar a su lado en este momento tan complicado, sin embargo, Adrien no pensaba igual.


Si estás conmigo en un momento de vulnerabilidad Hawk Moth podría atacar, haz guardia Marinette, no te preocupes por mí —pidió el muchacho mostrando una sonrisa triste.


Dejó escapar un suspiro y cerró los ojos intentando que la impotencia que sentía no le causara un mayor problema.

—¿Por qué tan sola, mi lady? —cuestionó una voz masculina a sus espaldas. La azabache se giró confundida y vio al héroe gato que le dirigía una cálida sonrisa.

—¿No tenías algo que hacer?

—Puedo posponer lo que sea para estar contigo.

La heroína no respondió, frunció el ceño pensativa y luego lo miró directo a los ojos.

—¿Aún un compromiso importante con tu padre? —preguntó la muchacha sin dejar de mirarlo.

—Ah sí, sí, mi padre entendió que eres más importante y no tiene problemas con que esté aquí.

Ladybug se puso de pie con los puños cerrados, el rubio la observó confundido.

—¿Ocurre algo, mi Lady?

—No puedes engañarme Copycat... Mi Chat nunca le hablaría a su padre de mí —clamó dándole una patada en la cara que lo hizo caer al vacío. Rápidamente el joven reaccionó y se sostuvo de un poste para no caer al suelo.

—Entrégame tu akuma —ordenó aterrizando en el suelo.

—Atrápame si puedes, Ladybug.

Noviembre VilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora