Oblivio

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Sentados en el suelo apoyándose en la columna adosada ambos jóvenes miraban al suelo con la mente a mil por hora, en poco tiempo habían recibido demasiada información y les costaba procesarla, incluso su supuesto nombre les parecía algo ajeno, lo desconocían en su totalidad y todo gracias a Oblivio.

—Mmm... ¿Marinette? —La llamó el muchacho atreviéndose por fin a mirarla.

—¿Sí, Adrien? —contestó la franco-china sintiendo como su estómago se revolvía.

—¿Crees que somos capaces de derrotar a ese supervillano?

La azabache soltó un suspiro ruidoso, se acercó al otro y le dedicó una sonrisa sincera.

—Quiero creerlo, aunque no tengamos los trajes que al principio algo me dice que podemos ingeniárnoslas para acabar con Oblivio y recuperar nuestras memorias.

El rubio se sorprendió por el espíritu optimista que mostraba su acompañante, en cambio él no compartía su entusiasmo. Se sentía inseguro, le costaba creer que era partícipe de un equipo que parecía tener la solución para todo.

Marinette percibió su desánimo, gateó hasta estar frente a él y tomó sus manos, azul y verde se encontraron creando un ambiente muy diferente al de temor y dudas. Apareció la sensación de tranquilidad y de que todo estaría bien gracias a la presencia del otro, eso sí les parecía familiar. Además, esas fotos en los celulares de cada uno debían tener un significado importante, o eso querían creer.

—Lo lograremos, juntos.

Adrien entrelazó sus manos y le dio un beso en la comisura de sus labios agradeciéndole por brindarle apoyo y cambió su semblante determinado.

Ambos sabían en el fondoque esos trajes ajustados no determinaban quiénes eran, los verdaderos héroesseguían en su interior y aunque algún villano los derrumbara, no se iban arendir sin dar una buena pelea. Esa convicción ni Oblivio la podía borrar.

Noviembre VilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora