Chat Blanc

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Adrien se encontraba observando aquella estatua de su madre, se sentía abatido, había pasado un año desde la última vez que la vio y no había día que no extrañara oír su melódica voz.

—Adrien —Lo llamó su padre, volteó al origen de la voz y se sorprendió al ver a su padre sentarse junto a él, en el pasto húmedo que arruinaría sus ropas, no podía evitar pensar en lo mucho que le costaba hacer eso al reconocido diseñador.

—¿No tienes trabajo?

—Hay algo que debo decirte, hijo. Desde hace mucho en realidad...

—¿Qué cosa?

"Ven conmigo" fue aquella frase que se escuchó antes de que ambos Agreste caminaran juntos al interior de la mansión.

Llegaron a su oficina, Adrien vio al mayor acercarse al cuadro de su madre, le pidió que fuera a su lado lo cual le hizo suponer que quería hablarle de la caja fuerte que se ocultaba atrás. Sin embargo, Gabriel presionó algunos botones en el cuadro y la superficie sobre la que estaban parados empezó a descender.

El ojiesmeralda miró inquisitivo a su progenitor quien se veía tan impasible como siempre.

—¿Qué es este lugar? —cuestionó en cuanto llegaron a su destino, el modelo dio algunos pasos admirando la amplitud de la estancia.

—Ha sido mi guarida todo este tiempo... —empezó a explicar el mayor mientras caminaba hacia la parte más iluminada de todo el lugar. Adrien no dudó en seguirlo, aunque tenía un mal presentimiento.

—¿Guarida?

Gabriel se posicionó al lado de lo que parecía ser una cápsula, de pronto esta se abrió permitiendo ver el cuerpo inerte de Emilie Agreste. El corazón de Adrien se estrujó, no podía creer lo que veía.

Quería pedir explicaciones, incluso a gritos, pero su garganta se había cerrado.

—Nooroo transfórmame.

El menor no podía creer lo que veía, retrocedió algunos pasos intentando alejarse de aquella escena, su madre aparentemente sin vida y su gran oponente Hawk Moth quien resultaba ser su padre.

—¿Por qué?

—El poder absoluto traerá de vuelta a tu madre, por eso he recurrido a mis akumas... Creí que no tardaría en tener ambos miraculous —hablaba el hombre de traje morado mientras una mariposa blanca se posaba en la palma de su mano—. Y pensar que tuve uno bajo mi techo todo este tiempo...

—¿Qué?

Hawk Moth ordenó que el akuma se acercara a su hijo quien intentó correr, pero solo logró tropezarse y caer de espaldas. Para cuando su cuerpo impactó con el suelo en su anillo ya se había adentrado el akuma.

—Chat Blanc, es hora de que te unas a mi lado. ¡Con el poder de la destrucción infinita nuestra victoria está asegurada!

Él rubio se resistió, lamentablemente su corazón estaba tan herido y confundido que no duró mucho. Esta vez no apareció el traje negro de siempre, ahora era blanco y sus ojos azules. Chat Noir había desaparecido, ahora solo estaba Chat Blanc.

Noviembre VilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora