Gamer

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Abandonado, insignificante e inservible, así se sentía Max Kanté cuando se encerró en el baño, soltó puñetazos y patadas de frustración a la pobre puerta. Caía en cuenta de que todos aquellos supuestos amigos que le decían que siempre estarían para él solo habían mentido, en cambio, aquel hombre que siempre lo había despreciado y tanto había pisoteado sus sueños y sentimientos al igual que los de su madre tenía toda la razón.


—¡Eres un bueno para nada! Una maldita calculadora no te salvará en las calles, con un soplido te tumban al suelo y nadie te levanta. Debilucho inútil, debiste haber muerto ese día.


El moreno se llevó las manos a la cabeza como si pudiera silenciar los recuerdos de la mañana, su padre gritándole desde el otro lado de la puerta mientras él se refugia cobardemente en el baño, el temor que sentía de que el hombre tumbara la puerta y quisiera probar sus palabras que tanto repetía. Y ahora el sentimiento de rechazo, pasar tiempo con sus amigos jugando videojuegos siempre era su escapatoria, pero hoy el universo le había cerrado esa puerta.

—Gamer, puedo ver lo afligido que estás, espero animarte con esta propuesta... Tendrás tu propio mundo virtual que tanto has perfeccionado, espero no vayas olvidado lo único que pido a cambio.

—Ambos tendremos lo que queremos.

Noviembre VilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora