La lluvia caía sobre todos los presentes, como un cruel recordatorio de lo triste que era aquel día.
Jamás pensó que el día de su cumpleaños tendría que asistir a un funeral y mucho menos pensó que aquel funeral sería el de su padre.
— lo lamento tanto, MJ — Peter se acercó a la morena, cubriéndola con su sombrilla y la abrazó por los hombros — no puedo imaginar por lo que estás pasando, pero estoy aquí para ti. No estás sola.
— gracias, loser — Michelle rodeó con sus brazos la cintura de Peter y hundió su rostro en su pecho, ocultando las lágrimas que caían por su rostro — no puedo creer que esté muerto ¿Por qué él?
El castaño acarició los húmedos rizos de la morena con la mano que le quedaba libre, por suerte su sombrilla evitaba que quedarán más empapados de lo que ya estaban.
El funeral llegó a su fin luego de una hora, todos los presentes estaban devastados. Jaqueline, la madre de Michelle, estaba arrodillada frente a la tumba de su esposo y la rizada lloraba amargamente al ver a su madre en aquel estado.
— ya no queda nadie — Peter observó a las dos mujeres preocupado — creo que habrá una tormenta eléctrica, lo mejor será que vayamos a casa.
— tienes razón, Pete — Jaqueline observó el cielo que cada vez se volvía más gris — vamos a casa y les prepararé chocolate caliente ¿Que les parece? — dijo en un intento de calmar el ambiente, esbozó una leve sonrisa y limpió las lágrimas que caían de sus rojos e hinchados ojos.
El camino hacia el hogar de ambas mujeres fue silencioso. Peter y Michelle se fueron sentados en el asiento trasero, la rizada iba dormida con la cabeza sobre el regazo de su amigo y Peter miraba las gotas que caían por la ventana mientras acariciaba con su pulgar el hombro de la chica.
— muchas gracias, Pete — dijo la mujer, mirándolo por el espejo retrovisor — sin tu apoyo no sé qué sería de mi MJ, eres su más grande apoyo.
— no tiene que agradecerme, señora. Michelle es mi mejor amiga y siempre tendrá mi apoyo.
•••
Michelle dormía plácidamente en su habitación, cuando el sonido del timbre la sacó abruptamente de su sueño. Se levantó de la cama y talló sus ojos, los cuales aún estaban hinchados de tanto llorar, se encaminó hacía la entrada y abrió la puerta.
— buenas tardes, señorita. Soy el oficial Joe Olsen y él es mi compañero Adam Smith ¿Se encuentra la señora Jaqueline en casa? — preguntó uno de los policías que estaban en la puerta.
— no, ella está en el trabajo ¿Hay algún problema?
— queremos hablar un asunto algo… — dudo por unos segundos — delicado ¿Podría decirle que nos llame? — le tendió una tarjeta con un número y el nombre de ambos policías.
— ¿Es sobre mi padre? — dijo mirando la tarjeta sin recibirla — si es así, adelante pueden hablar conmigo.
— ¿Está segura, señorita?
— por supuesto, pasen — se hizo a un lado para que los hombres pasarán — ¿Que tienen que decirme acerca de mi padre?
— hemos realizado la investigación correspondiente, señorita Jones. — comenzó Joe — sabemos que la muerte de su padre fue trágica, así que hemos buscado testigos y también recopilado información.