10.- Calma

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Al salir del juicio Gali debía volver al reino del aire, para cumplir su servicio a la comunidad hasta la siguiente Luna llena.
En cuanto salió del lugar sintió que todos sus poderes se habían debilitado. Mudrost no le prohibió quedarse con su collar, lo que significaba que los únicos poderes que tenía provenían de él y no de ella, ya que era bien sabido que él collar funcionaba como un pequeño almacén de emergencia, un poco más de poder en una situación crítica.

Según ella, ninguno de los guardianes de las generaciones anteriores había usado esa energía guardada antes, y ella no sería la excepción. Si bien ya no contaba con sus poderes, no los necesitaría en él reino de aire, por lo que era innecesario usar su collar y gastar su energía de respaldo.

Sea y Lok se habían ido ya, habían vuelto al mundo de los humanos para seguir con las labores del asunto con la cazadora. Se habían llevado él bolso donde se encontraba él mapa y él collar de Sea que Dabka había guardado.

Dabka.

Él mero hecho de pensar en él hacía que a Gali se le revolviera él estómago de culpabilidad. Eso nunca hubiera pasado si le hubiera hecho caso a Lok y si no hubiera arrastrado a Dabka con ella.

Pero ya no era tiempo de lamentarse.

Lo que necesitaba ahora era hacer las cosas lo mejor que pudiera y luego, volver a cumplir con su deber.

Llegó al portal del aire y en cuanto lo atravesó, pudo ver de nuevo aquel hogar que había dejado atrás.
Él reino del aire estaba entre las nubes, estaba conformado por silfos (que usualmente se transformaban en semillas de diente de León) que flotaban y jugueteaban de aquí allá. No todos los seres del aire tenían una forma humana, sólo unos pocos.
Se deshizo de su cuerpo físico y pasó a ser gaseoso. Su cuerpo era perfectamente distinguible pero ahora flotaba, y el cabello blanco caía detrás de ella para fusionarse con su propio cuerpo, incapaz de distinguirse entre el vestido blanco que portaba. Era lo más parecido a un fantasma que alguien podía imaginar, ya que su cuerpo podía ser atravesado por cualquier objeto sin causarle daño.

Levitó hasta su "casa" (si se le podía llamar así, ya que era más bien una gran nube)  donde dentro, se encontraba su madre y su hermana

—Ay hija mía, me has asustado muchísimo — Su madre la había abrazado en cuanto Gali abrió la puerta, aún asustada por los sucesos de aquella tarde.

—Lamento mucho eso, mamá. No volverá a ocurrir—Gali correspondió el abrazo.
Si bien ambas eran cuerpos de gases y no eran ni de lejos algo sólido, era posible que ambas interactuaran debido a su similar naturaleza. Un ser de cualquier otro elemento no podría jamás haber atrapado a Gali en su forma elemental.

El abrazo duró unos segundos antes de que su hermana se acercara. Gali y ella habían tenido sus diferencias de pequeñas, pero ahora se cuidaban una a la otra, ya que comprendían mejor los peligros a los que debían enfrentarse y preferían no hacerlo solas.

—Es un gusto tenerte aquí de nuevo hermana, lástima que tendrás que pasar la mayoría del tiempo trabajando— Brissa le sonrió cariñosamente. A pesar de la situación, había resuelto armar un chiste para darle un poco de humor al asunto.

—Supongo que tienes razón — dijo Gali con una media sonrisa frustrada  — Es hora de empezar.

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—¿Y ahora qué haremos?— Sea estaba sentada en una roca en el claro del bosque donde solían reunirse, mientras Lok se había sentado con las piernas cruzadas en el suelo.

—Bueno, por ahora parece que habrá que conservar la calma. Necesitamos a Gali y a Dabka para poder continuar con nuestra misión, debemos encontrar la forma de hacer tiempo— Lok se rasca a la barbilla pensativo.

—Imagino que debes de tener un plan en caso de que, ya sabes, recibamos otro ataque por parte de la cazadora y no tengamos a los chicos con nosotros—Sea se estaba poniendo nerviosa.

Lok dejó salir un sonoro suspiro de cansancio, ese día había traído consigo un montón de emociones y había usado mucha energía tratando de mantener con vida a Dabka. Estaba realmente agotado, y lo último que quería era pensar en estrategias de batalla para una guerra que si bien ya había comenzado, no estaba dispuesto a continuar.

—No Sea, no tengo ningún plan y estoy seguro que mañana no lo tendré tampoco. Mejor será dedicarnos a ocultar bien el mapa y evitar que la cazadora descubra como llegar a la biblioteca a como dé lugar— Él la miró apenado, no le gustaba decepcionar a nadie por culpa de su cansancio.

Sea no dijo nada, sólo sonrió con calidez y asintió con la cabeza. Lok agradeció que ya no hiciera más preguntas, empezaba a dolerle la cabeza y mejor se recostó en el suelo y cerró los ojos.

Sea en cambio se dedicó a husmear en el bolso de Gali. Ahí estaba el mapa y en el fondo, algo que parecía un collar.

—Oye Lok, el mapa está aquí, ¿No deberíamos ir y ocultarlo en un lugar seguro? —Preguntó Sea.

—Puede que tengas razón. Ahí dentro también está tu collar que Dabka guardó para ti, más te vale cuidarlo—Lok sin embargo siguió en el suelo, sintiendo la energía de la tierra.

—Es muy bonito, ¿No te parece? Me resulta un poco extraño que Dabka hiciera algo así, ambos sabemos que no es especialmente cuidadoso con cosas como estas.

—Tal vez sólo se sintió culpable por desobedecer y romper las reglas con Gail, y trataba de hacer algo bien. Conozco a Dabka casi como si fuera mi hermano, y sé que también pudo haber sido porque reconoce el valor que tienen esas cosas. De cualquier forma — Lok se levantó despacio y se sentó frente a ella— Creo que le éstas dando demasiada importancia. Sé que es nuevo para ti, pero Dabka también tiene corazón.

Y era verdad. Sea siempre había visto a Dabka como un tipo sin sentimientos y completamente indiferente a temas en cuanto al corazón refería. Dabka le había parecido un chico demasiado rudo para su gusto y aunque no tenía nada en su contra y disfrutaba pasar un buen rato con amigos (que lo incluían a él) la verdad era que no se soportaban por demasiado tiempo. No era cosa de ellos por supuesto, es bien sabido que el agua y el fuego no se llevan bajo ninguna circunstancia y nunca se les verá juntos, y en el fono Sea sentía un poco de pena por ello.

Sabía que a pesar de todo, Dabka era un buen chico una vez que se le conocía. No podría haberlo comprendido de no conocer su historia, su pasado, su dolor. Y aunque aquello no justificaba ciertas actitudes, si que dentro de toda esa armadura de lava seca había un chico con un corazón que sólo quería lo mejor para todos.

Se colocó el collar con cuidado, y deseo con toda su energía que Dabka se pusiera mejor.

Mientras tanto, Lok ya había elevado una plegaria y rezaba de corazón que su mejor amigo se pusiera bien. Lo necesitaba.

Necesitaba que los guardianes estuvieran juntos.

ELEMENTALES: La primera caceríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora