CAPÍTULO I

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Seúl, he vuelto.

Fue hace un año que había dejado Buenos Aires para volver aquí y cambiar aires, encontrar una versión mía que había perdido y a la vez ser una mejor versión.

A mis seis años fui adoptada por una familia francesa, el cómo llegue a ese lugar lo descubrimos hasta seis años después.

Los celos, la envidia, fueron la razón que me separó de mi familia biológica. Un incendio provocado por mi tía, quien ahora está internada en un hospital psiciatrico y con quemaduras en su piel secuelas que quedarán de por vida en ella.

Ese dia recibí el último abrazo de amor de mis padres, fue nuestro último desayuno, el último beso de buenos días de mi mamá y la última vez que jugué con mi hermano en nuestro patio.

A mis padres los perdí para siempre y pensaba que a Jimin, mi hermano igual.

— ... El incendio no fue planeado, fue un accidente Elena, yo no quería que eso pasará, yo... Solo quería a tu padre, yo lo amaba — desvíe la mirada a otro lado ante eso.

— Tu mismo amor lo llevo a la muerte tía, me separaste de ellos, de mi hermano, ¿Acaso fue casualidad que mi nana me llevará al parque a jugar horas antes del incendio? — con un nudo en la garganta pregunté.

Resultó que si, mi nana me había llevado al parque a jugar, para evitar la escena que estaba haciendo mi tía a mi madre.

Ella misma me lo confirmo en Argentina.

Sin embargo, nunca volví a casa.

— Una muchacha de la servidumbre vino a informarme del incendio, y que tu hermano había desaparecido, no estaba en la mansión y yo era muy joven, estudiaba mi niña y trabajaba para ayudar a mis padres, ellos me convencieron de llevarte al orfanato, pero a las dos semanas volví, porque te estaban buscando Elena, tu abuelo los buscaba a ti y a tu hermano, pero ya te habían adoptado tu padres y como no si eras una muñequita tan preciosa — su cálido tacto en mi mejilla me dio sentimiento y en respuesta tome aquella mano y sonreí.

— Pero ya estamos juntos nana, tomo tiempo pero estamos juntos — vire mi mirada a él, al sentir el apretón en mi hombro y le sonreí.

Hasta mis 18 años me había quedado con mis padres franceses, había decidido en ese entonces; terminar mi último año de instituto en Argentina y viviría con mi abuelo ahí, e incluso empezaría la universidad.

Mis padres respetaron mi decisión y lo agradezco mucho.

Tu familia verdadera son ellos, quienes somos para separarte de ellos, solo cuidate mucho Elena y sabes que aquí estaremos — me envolvieron en un cálido abrazo, estábamos en el aeropuerto.

No era un adiós, era un nos veremos pronto.

Otra de las razones por las que había vuelto a Corea, fue porque mi abuelo había fallecido 6 meses antes de haber venido aquí.

La casa donde vivíamos se volvió un lugar de sombras, de nostalgia, cada esquina tenía un momento, me recordaba a él y era doloroso.

Él había dejado este mundo por un infarto, creía que habia sido mi culpa, porque había discutido con él y en mi enojo no había vuelto a casa ese día, sino a la noche del día siguiente, creía que mis palabras y mi rebeldía lo había provocado.

Al menos así me sentía ese entonces, en un estado mejor después de tomar terapia Jimin me contó que en los estudios había salido que el abuelo no había tomado sus farmacos cardíacos a la mañana siguiente y fue por ello que cuando me vio tuvo el infarto, sus emociones al verme que estaba bien fue tanto que paso.

DEMON BLOOD [KTH] EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora