CAP 3: Pesadillas

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Mis ojos se habían abierto totalmente y casi no pestañeaba, me sentía impotente, asustada o más bien aterrada, mis recuerdos golpeaban fuertemente una vez tras otra dentro de mi cerebro, mi cuerpo temblaba levemente en el exterior y de forma brutal en el interior.

No podía dejar de ver como sus fríos y oscuros ojos se clavaban en los míos, estaba perpleja y apenas pude abrir la boca para decir tres palabras.

-¿Qué haces aquí? -pregunté con voz temblorosa.

-También te extrañé cariño, -respondió con su fría voz- no sabes cuanta falta me hiciste estos seis meses.

-¿Qué quieres de mí? ¿Cómo me encontraste? -aunque temía que lo peor fuera a pasar, traté de tomar fuerza y hacerle frente de una vez por todas.

-¿Cómo te encontré? -repite ofendido- acaso ya lo olvidaste -dice molesto- hasta que la muerte nos separe.

No podía creer lo que estaba escuchando, "hasta que la muerte nos separe", por favor, la última vez casi mata a golpes y había vuelto para hacer de mi vida un maldito infierno de nuevo.

Me armé de valor y finalmente decidí responder con enojo -claro que lo recuerdo, porqué no te vas de una vez de mi vida y me dejas en paz, entiende esto hace mucho que nuestro matrimonio se acabó, quiero vivir mi vida así que marchate y has lo que quieras con la tuya -mis gritos parecían haberlo molestado, eso me hacía sentir pequeña.

-Escucha cariño voy a fingir que jamás escuché algo de esto -dijo amenazante mientras daba la vuelta al mesón para ponerse frente a mí- ahora quiero que vayas al baño y me prepares un baño caliente, -se aercaba demasiado y luego puso sus manos sobre el mesón atrapandome en medio- espero que estés lista porque haremos el amor en la ducha al igual que antes.

Se acercó para besarme pero lo quité del frente y caminé rápido hacia el baño con el celular en la mano, podía escuchar que daba órdenes de como lo quería, cerré la puerta con seguro y me senté en el suelo arrimada a ella.

¿Qué podía hacer? Estaba temblando, no quería imaginar lo que me haría si no hacía lo que quería pero qué opción tenía, no conocía a nadie que pudiera ayudarme, tenía a la policía comprada  y yo no conocía a nadie que pudiera ayudarme... excepto a alguien, el único contacto en mi celular, mi única salvación.

Busqué el número de Gohan y cuando iba a marcar  Khalid comenzó a golpear la puerta fuertemente, corrí y abrí la ducha para que no me escuche pero la puerta se abrió, me maldije mil veces por haber dejado las llaves en la mesa de noche, y lo maldije a él por haber entrado en mi vida.

Me miró de arriba abajo y me arrancó el celular de las manos para ver que era lo que hacía.

-Se puede saber quién demonios es Gohan Sanders -pregunta irritado, no podía moverme no podía hacer nada- no lo preguntaré de nuevo cariño ¿con quién mierda me has estado engañando?.

-Es mi jefe -grité- él es mi jefe quería saber como estaba -mi voz cada vez perdía fuerza, solo podía pensar en lo que este bastardo me haría- acabamos de tener un accidente.

-Así que, tu jefe -repite pensativo- bien recuerda llamarlo más tarde para busque tu reemplazo, sabes bien que no me gusta que trabajes.

-No voy a dejar mi trabajo...

No me dejó hablar me agarró del cabello y me metió a la ducha mientras me miraba con maldad.

-No entiendo porqué te aferras en hacerme enojar -dice con voz maliciosa- pero ahora no me importa porque eso ne excita mucho, eres puro fuego cariño y nuestros hijos lo serán de igual manera -rompió mi blusa dejando ver mi sostén, sentí asco y vergüenza no podía permitir que esr imbécil me volviera a tocar nunca más.

MAGNATE   Trabajando para el Sr. GokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora