— ¿Te sientes mejor? —me interroga Hareum mientas revuelve su café con una pequeña cuchara.
Arqué una ceja sin entender su pregunta del todo.
— Jamás me sentí mal —aclaré robándole un trago a mi bebida.
— Te mirabas mal —me dice apenas audible.
— A veces la droga no reacciona como uno quiere —encendí un cigarrillo.
— ¿Desde hace cuando que tu estas en esto...?
— No lo sé, ¿cuatro meses? —fumé —tranquila, no lo haré por toda mi vida. Ya se que está mal.
— El consumo de una droga se vuelve adicción aparatir del día veintinueve —me aclara ella concentrada en su café.
— Ya lo sé, Hareum —nuevamente bebí de mi café — no estoy en el infierno cuando las uso, no siento culpa, ni ninguna responsabilidad. No huelo la mierda que vivo.
— Mirae —susurra mirándome con pena — necesitas ayuda y creo que yo puedo ayudarte. No como un psicólogo, pero si como una amiga. Salgamos de compras, hagamos maratones de películas, vayamos al cine, hagamos cualquier cosa que te distraiga de ese mundo que tanto te atormenta.
Reí agriamente.
— Podemos hacerlo, pero no te aseguro nada.
— Solo no quiero volver a verte de esa forma.
Resoplé entre dientes.
— No me lo tomes a mal pero, ¿que demonios contigo? Me acabas de conocer y me hablas con una confianza descomunal... Esto es raro —la miré detenidamente y ella se limitó a pasar un mechón de cabello por detrás de su oreja.
— Siento si esta situación te esta incomodando, Mirae, pero verás. Yo perdí a mi hermana hace dos años atrás por el mismo problema por el que tu pasas, ella tuvo una sobredosis. La encontramos inconsciente en su habitación, fue tarde cuando la ambulancia llegó —sus ojos se cristalizaron— por eso me recuerda tanto a ti y es gracioso porque comparten el mismo color de cabello y estatura.
— Mierda, Hareum no tenía idea. Lo siento mucho —hice un mueca de tristeza y la mire comprensiva.
— No quiero que lo mismo ocurra contigo, Mirae. Tienes una vida por delante, no la dejes caer por un vicio ridículo, prometemelo —una lagrima resbaló por su pómulo.
La miré pensativa.
— Lo intentaré —murmuré sin pensarlo y me sonrió de oreja a oreja.
No se cuanto tiempo estuvimos intercambiando información personal, en fin, llego la hora de despedirnos y de que yo regresara a casa.
— Desapareciste a noche, ¿donde estabas? ¿Te tiraste a alguien? —me interroga mi hermano apenas puse un pie dentro de mi hogar.
— Conocí a una chica —le contesté algo seria.
— No me digas, ¿te la tiraste? ¿Ahora mi hermana se volvió lesbiana? —continúa bombardeandome.
— Fue la única persona que se preocupo por mi el día de ayer —contesté con rabia y le miré con ira. Hanbin estaba mirando teléfono, despreocupado.
Me vio y se alzó de hombros.
— Ayer pregunté por ti y nadie me dijo nada. Supuse que te habías ido con algún chico bonito —me replica sereno.
— Me desmayé en un puto baño de mierda imbécil, y una chica llamada Hareum me socorrió y me llevó hasta su casa. Me cuidó durante toda la puñetera noche e incluso me dejó pasar la noche ahí mismo —le expliqué agriamente.
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poison; Im Changkyun
FanfictionUna relación tóxica en su máxima expresión. Contenido +18