23res

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Me quedé recostada sobre la cama del hotel, mirando el techo, como si lo más interesante se encontrara escrito en el. ¿Realmente se había acabado? ¿Que digo? ¿Por qué me preguntaba aquello? ¡Claro que se había terminado! De por sí, ni siquiera tuvimos algo, probablemente ni cerca de tenerlo.

— ¿Que ocurrió cuando subiste a despertarlo? —me interroga Jaebeom desde el umbral de la pequeña sala de estar que había en lugar.

No podía ocultarselo, si quería que eso funcionara tenía que hablar con la verdad.

Dirigí mi mirada a él y me acomodé sobre la cama, sentando  y recargando mi espalda contra la cabecera.

— Lo desperté, pero ya sabes, Changkyun —rodé mis ojos y un suspiro escapó por mis labios — me pidió que te dejara y que el haría lo mismo con Hareum —pause en breve para ver la reacción de Beom. Su respiración se aceleró más y su mandíbula se tensó notoriamente— desde luego que yo le dije que no iba a arruinar lo que sea que tengamos, el me obligó a escucharlo, parafraseó, solo eso. Después... —relamí mis labios sin encontrar las palabras adecuadas para soltarle lo siguiente.

— ¿Después? —se cruzó de brazos.

— El me besó por la fuerza —su boca se entreabrió— yo, Jaebeom, realmente intenté de quitármelo, pero no pude, sabes que soy un saco de huesos —argumenté nerviosa, con un titubeo en mi voz — dejó de hacerlo, hasta que supo que yo no le respondería el beso.

— Ese hijo de puta —deslizó un mano por su mandíbula — encima ni porque su novia estaba abajo —susurró para el mismo. Una bocanada de aire escapó por su boca, me da la espalda y después pasa sus manos por su cabello con frustración.

Sigilosamente me levante de la cama y caminé hasta el. Algo dudosa lo abracé por detrás de su espalda, recargando el costado de mi rostro contra esta. Hice un candado con mis manos por encima de su vientre.

— Jaebeom, sabes que yo no haría nada para defraudarte, ¿verdad? —pregunté en un tono de voz suave contra su cuerpo.

Estaba tensado y al cabo de unos segundos, se relajó. Se volteó sobre su propio eje, ahora mis manos estaban casi en su trasero.

— Lo sé, nena —roza la yema de sus dedos contra mi mandíbula, Jaebeom tenía la visión nublada — no me importa que tenga que hacer, para que te deje ser feliz —me sonríe distorcionadamente.

— Soy feliz, Jae. Tu me haces feliz —le sonreí de oreja a oreja, acercando mi rostro al de él. Su nariz acarició la mía, mientras nos comunicabamos con nuestras miradas— fui una idiota al no estar contigo desde un principio —reí entre dientes.

— De igual manera terminaste estando conmigo, ya se que soy inevitable —suelta una risita a la cual yo me le uní.

— Me hubiera encantado habernos conocido de otra manera, ¿sabes? —el me ve no tan convencido.

— ¿De verdad? Yo no lo creo, digo, llamaste mi atención desde que te vi conversando con unos de los amigos de tu hermano en Peach Puff, no me causa ningún conflicto —aclara sobre mis labios.

— Bueno, sino hubieras derramado tu bebida encima de mi ropa no te hubiera notado, probablemente tengas razón ahora que lo mencionas —reí — la verdad no recuerdo porque terminamos enrrollandonos.

— Estábamos muy ebrios —sonríe como estúpido, probablemente recordando aquella vez.

— Ni tanto, aún tengo recuerdos de esa noche —reí nerviosa y me alejé un poco de él.

— ¿Te arrepientes?

Me quedé algo pensativa.

— No, pero probablemente si alguien me dijera que ese chico con el que me enrrollé terminaría siendo mi pareja, lo mandaría muy lejos. Jamás pensé que volvería a verte o que tu me buscarías —admití. Jaebeom soltó un suspiro y se recargó contra la pared.

poison; Im ChangkyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora