Llévame a las estrellas ( parte I)

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Sin importar que la gente los reconociera, Midoriya y Uraraka caminaron hacia el parque que hace años habían pensado tener su primer cita.

Nuevamente, a los ojos de Midoriya, el matiz del paisaje tenía el dulce toque rosa, el mágico viento sobre ellos, ondeando delicadamente la falta y cabello de Ochako, el cálido calor de sus manos entrelazadas y la dulce fragancia a melocotón que emana de la morena llenaron su corazón de felicidad.

Aunque en principio, pretendían rentar una bicicleta, en cuanto algunos botes aparecieron en el lago, Uraraka llevó con entusiasmo a Midoriya hacia los botes. En cuanto el empleado de los botes reconoció a ambos héroes, de inmediato, buscó el bote más hermoso del negocio, enternecido al ver como Midoriya sujetaba delicadamente de la mano a Uraraka para bajar al bote.

Ante la popularidad de ambos héroes, era imposible no capturar la atención de cámaras, y fanáticos que emocionados, miraban a la dulce pareja, en principio, Midoriya no sabía si Uraraka estaría cómoda con mostrar su relación, pero cuando ella le dió un pequeño beso en los labios frente a todos, ya no le importaba mantener la distancia, estaba feliz de que todos supieran que ellos estaban enamorados. Mientras juntos, remaban lentamente, Uraraka dijo:

- Jamás pensé que volvería a este lugar.
- Yo sí - sonriente Midoriya dijo.
- ¿En serio?
- Así es, estaba muy seguro que algún día volveríamos aquí, tomados de las manos y teniendo una cita - sonriente respondió Midoriya mirando fijamente a Uraraka.
- ¡Deku! - sorprendida por la confianza del chico, exclamó Uraraka.
- ¿Sucede algo? - preocupado por el semblante de Ochako, preguntó Midoriya.
- ¿Qué le hiciste a mi Deku? - preguntó Uraraka, con los ojos muy abiertos.
- Sigo siendo el mismo chico tímido de siempre, temblando de nervios y sonrojado cuando estoy frente a tí, embelesado por tu belleza y alegría, solo para confirmar que sigues siendo la chica más hermosa y asombrosa del mundo.

Aunque Deku parecía estar feliz, con cada palabra del peliverde, Uraraka pudo escuchar el lento quiebre de su corazón, cayendo lentamente al suelo, y aunque estaba a punto de desmoronarse en llanto, Ochako se abalanzó hacia Midoriya, abrazándolo con fuerza.

- Ojalá todos pudiéramos seguir siendo los mismos de la escuela.
- Bueno, en tu caso no fue nada malo el cambio.
- ¿Por qué lo dices? - levantando la vista hacia él, preguntó Uraraka frunciendo el ceño.
- Eres más fuerte y hermosa - risueño, respondió Midoriya haciendo reír a la castaña.

Ante la respuesta, Uraraka se limitó a reír, sonrojando hasta las orejas al chico peliverde.

- Siempre me gustó que te sonrojaras - inesperadamente Uraraka ahuecó con su mano la sonrojanda mejillas de Midoriya.
- A mi también me encantan tus mejillas - un poco nervioso, respondió Midoriya, poniendo su mano sobre la mano de la chica.
- Amo la determinación de tus ojos cuando tomas el papel de héroe.
- Y yo amo tu valiente mirada en cuando peleas o estás salvando a alguien de un desastre.
- Me encanta escucharte susurrar cuando analizas algo.
- ¿En serio? - sorprendido preguntó Midoriya.
- Bueno, al principio, era extraño verte como loco hablando al aire, pero conforme más los escuchaba, curiosamente tus susurros me daban la tranquilidad para ir a la batalla - risueña respondió Uraraka.
- El mismo efecto tienes conmigo cuando sonríes - esbozando una sonrisa, respondió Midoriya.
- ¿En serio? - sorprendida pregunta destellando sus enormes y bellos ojos chocolate.
- Desde el examen de ingreso tu sonrisa me a dado el impulso para avanzar, de no ser por tí, nunca habría tenido la hermosa experiencia de estudiar en la UA.
- ¡Vaya! Creo que estamos siendo muy íntimos - sonrojada, respondió Uraraka, bajando la mirada.
- Tal vez deberíamos ir a algún restaurante o un lugar más privado - un poco nervioso, comentó Midoriya rascándose la nuca.
- Bueno, aún no hemos hecho lo de la bicicleta.
- ¿Quieres hacer eso?
- ¿Por qué no deberíamos hacerlo?
- No lo sé, digo, ya somos adultos - encogiendose de hombros, dijo Midoriya.
- Desde el día en que me enseñaste a andar en bicicleta, no e vuelto a montar una.
- ¿Es en serio?

Resignado a perderte [Izuocha]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora