Resignado a perderte [Izuocha]

Di la verdad...

Bakugo, dos horas antes de regresar a su casa para tener su encuentro con Melissa...

Aún recuerda el primer día en que la vio atravesar las puertas de la escuela, la forma tan libre y animada en que hablaba con Deku, el sorprendente lanzamiento que hizo con la pelota de béisbol, la forma en cómo las rocas se acercaban amenazante a su persona, la valentía con que se lanzó hacia Deku para ayudarlo a controlar los látigos, las incontables veces en que uso su quirk con el combate cuerpo a cuerpo derribando a cualquier imbécil, el llanto de impotencia al no poder salvar a Nighteye y muchas más muertes a lo largo de su carrera, y sorprendentemente levantarse de la situación con una enorme sonrisa en los labios, y aunque nunca fue correspondido de la manera que hubiese querido, nadie podría quitarla del pedestal en la que la había puesto desde hace años, incluso después de su muerte, Ochako Uraraka, sería la única chica con agallas y tierna redondez.

Mientras miraba por la televisión las últimas noticias de Deku y Uraraka, paseando cariñosamente por el parque, el teléfono sonó, con un número desconocido:

- ¿Eres tú maldita zorra?
- Si ¿Quién más tendría el valor de hablarte? - con tono burlón, respondió la chica del otro lado.
- Aunque no lo creas idiota, mi teléfono es más solicitado que el tuyo, y si solo hablaste para hacerme perder el maldito tiempo, entonces, deja de irritar con tu molesta voz...
- Deja de molestar a tu buena aliada Bakugo - inesperadamente una voz familiar interrumpió.
- Maldito Shoto ¿Qué haces con la zorro?
- Descubrimos a tu pequeña zorro infiltrándose en el sistema de datos de la empresa Shield, aunque fue difícil sacarle información, su lealtad a Iida nos ayudó a saber de tus sospechas con Melissa y Uraraka.
- Todoroki, en este momento no es asunto tuyo - irritado, se quejó Bakugo, apretando ligeramente con sus dedos el puente de su nariz.
- Recuerda Bakugo, no eres el único amigo de esos dos y tampoco eres el único que sospecha de la asombrosa recuperación de Uraraka.
- Bien, ¿Y que tienes que decir?
- Gracias a mi padre, pudimos adentrarnos en los archivos personales de Melissa Shield, y tal como lo sospechaba, Uraraka tiene los días contados.
- Maldición ¿Uso la prueba 486?
- Si te refieres al de 48 horas, así es, en este momento solo le quedan aproximadamente 30 horas para seguir con vida.
- Mierda, sabía que esa idiota haría eso - molesto, masculló Bakugo.
- Y hay más, durante la investigación, Historia e Iida encontraron que Natalie a estado espiando a Deku y Uraraka, aunque bien, sabemos que la chica lo hace porque fue programada para atacar a Deku, es posible que Overhaul la use para un ataque furtivo.
- Espero tengas un maldito plan...
- Lo tengo, pero antes de eso, quiero hacerte una pregunta.
- ¿Qué quieres?
- ¿Qué te dijo Melissa exactamente del quirk de desintegración de Midoriya?
- No mucho, solo malditas pruebas que daban las mismas esperanzas que la sangre del hijo de puta de Blackplag, pero por lo que pasó con Hawks, no creían viable el método, aunque...
- ¿Qué sucede?
- Mientras estaba inconsciente pude sentir esa misma energía invadiendo mi cuerpo.
- ¿Con eso te refieres al Quirk de desintegración?
- Así es.
- ¿Y Midoriya sabe de ello?
- Antes de eso, quería hablar con Melissa.
- Antes de que hables con ella, debes saber que, dentro de los archivos, hay don código de MAQ que se repiten, la sangre de Blackplag y la sangre de...
- Deku.
- Exacto
- Maldita Melissa, todo este tiempo me estuvo diciendo que la clave era la estúpida pitufo de cristal.
- Ahora que sabes esto debes obligar a Melissa para que coopere con nosotros, Iida y yo creemos que Overhaul sabe del suero y sin duda buscará el modo de arrastras a Uraraka a pelear con él.
- No te preocupes por eso, así tenga que arrastrala por toda la casa, haré que la perra nos ayude.
- En cuanto Melissa haya accedido, debes llamarme para empezar con el plan de captura.
- ¿Y que piensas hacer con Deku?
- Supongo que dependerá de ti el que sepa la verdad...

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La luz de la mañana deslumbraba en el hermoso techo de cristal sobre la habitación, y mientras Uraraka dormía plácidamente en el regazo de Midoriya, el chico acariciaba cariñosamente el cabello y mejillas de su amada, mirando lo que para él era, la mujer más hermosa del universo, envuelta en sábanas blancas.