Capítulo 28 ••EL FINAL••

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Capítulo#28 FINAL

Cuando Sama me contó los he Alex iba hacer, vine a buscarlo cuanto antes; incluso no me importo que estuviera sudada y que anduviera en ropa de deporte.

En todo el camino estuve ensayando en mi mente que le diría ha Alex, tal vez el podría perdonarme y quererme, tal vez el querría estar nuevamente conmigo.

Saliendo de ver a Alex tendría que hablar con Michelle y terminar nuestra relación, yo sé que a él le dolería pero era lo mejor para ambos.

En el momento en que Sama abrió la puerta de apartamento prácticamente entre corriendo, me detuve al ver que la sala estaba André, Cristiano, Luca y una chica de cabello gris, ellos al verme todos me quedaron mirando muy raro.

-Hola.- saludé a todos.

-Hola Azul- dijo André aún con la cara de susto.

-Alex está aquí.- les pregunté pero nadie respondió.

-¡Chicos Alex está aquí o no!.- está vez Sama les hablo con autoridad.

Nadie se movió y todos negaron con la cabeza. Esta escena me pareció que ya la había vivido.

Por favor que no sea lo que estoy pensando, dijo una voz en mi cabeza.

-Azul deberías irte y regresar en otro momento.- sugirió Luca.

-¿Él está aquí?, cierto. ¿Y no está solo?.,- todos ignoraron mi pregunta.

No espere a que me respondieran y subí corriendo las escaleras, lo único que escuché a lo lejos fueron las maldiciones de Sama.

Al llegar al frente de la puerta, mi cuerpo comenzó a temblar, no quería abrirla, no quería dejar de confiar en él. Tomé un respiro y gire la manija de la puerta.

La abrí y mi corazón, mis esperanzas, el poco amor que sentía por Alex se borró de repente.

Alex estaba desnudo sobre su cama durmiendo y lo peor fue que estaba abrazando a Emily, mi hermana. Sentía como el aire comenzaba a faltarme, mis fuerzas se habían esfumado y la furia comenzaba a invadirme.

Tomé un tubo de metal que había cerca de su cama y comencé a destruir todo en esa habitación. No podía parar hasta que alguien me agarró por la espalda y me obligó a tirar el tubo de mis manos.

-¡Suéltame!.

-¡Basta Azul, traquilizate!- aquella voz era tan familiar y lo único que quería era matarlo.

Fije mi vista hacia la cama y Emily me miraba con una cara de satisfacción, Alex me sostenía de la espalda y los chicos habían entrado a la habitación.

Cuando te dicen que no se puede romper un corazón que ya está roto, es mentira. Alex lo ha destruido más de una vez y cada vez el dolor es más profundo.

-¡Eres un maldito hijo de perra Alex!, ¡Esto jamás te lo voy a perdonar!- le grite y lloré como una tonta.

-¡Basta Azul, cálmate!.

-¡¡¡Que me sueltes te digo!!!- me moví lo más que pude pero Alex no me soltó.

-¡Alex suéltala!- intervino la chica de cabello gris.

La gran mentirosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora