5 ~ Habitación

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La nueva habitación de Jimin era grande y espaciosa, con los muebles y decoraciones ubicados de tal manera que no intervenían en ninguno de sus movimientos y que hacían al lugar una zona acogedora. Los muebles oscuros y las paredes claras generaban un contraste exacto y que al entrenador le había encantado desde el primer momento en que lo vio, al igual que los pequeños detalles que acompañaban al ambiente, como la pequeña pizarra de corcho que había sobre su escritorio o las pequeñas lámparas verdes que reposaban en las mesitas de noche y a cada lado de la cama. Su armario resultaba exageradamente grande estando a los pies de la cama y ocupando todo el muro, pero creía poder llenarlo al menos hasta la mitad con su ropa y calzado, teniendo quizás que distribuir todo de forma tal que él no lo sintiera vacío cada que lo abría.

-Tu habitación es mucho más grande que la mía- susurró el morado con cautela, abrazando por la espalda al menor.

-Los beneficios de ser entrenador- el profesional unió sus manos con las contrarias sobre su abdomen.

Jimin sintió como Jungkook se removía en su lugar y pegaba su cuerpo desnudo al suyo, deshaciendo aún más la cama y provocando que las puntas de las mantas cayeran y rozaran el suelo. Por más que lo había intentado, el profesional no había podido quitarse al morado y sus insinuaciones de encima en todo lo que quedó de día, provocando que el incidente del ascensor se viera trasladado a su nueva habitación y luego de varias horas de insistencia por parte del mayor. No es como que a Jimin no le molestara realmente la actitud de su novio, pero no podía disfrutarla completamente por lo revuelta y cambiante que estaba su mente y sus pensamientos. Había estado toda la jornada, o por lo menos la que pudo estar solo y sin el constante murmullo del morado, intentando centrarse en los números de sus entrenados y encontrarle una posible respuesta a sus interrogantes, pero lo único que había obtenido fueron aun más preguntas sin respuestas y una creciente aura de frustración. Sabía, de todas formas, que era apresurado comenzar a sentirse así cuando apenas comenzaba a meterse a fondo con su investigación, pero aún así no podía dejar de hacerlo.

-Déjame pasar la noche contigo- habló el mayor para depositar un suave beso detrás de la oreja del entrenador.

-Ya te dije que no, Kook, no insistas- Jimin sintió las manos en su abdomen apretar más su piel y el cuerpo del contrario apegarse aún más al suyo -Estuviste muy insistente hoy y de verdad no soportaría estar toda una noche sin dormir por tus insinuaciones- su voz sonó molesta a pesar de que realmente no lo estaba.

-¿Un lo lamento solucionaría las cosas y me dejarías quedarme?

-No- habló tajante -De verdad, Jungkook, necesito descansar.

Jungkook aflojó el agarre de sus manos pero no se separó, ocupándose solamente de memorizar el aroma de Jimin a la perfección con cada respiración. Todo lo que había hecho durante el día solo habían sido impulsos de felicidad y necesidad de tener a su novio junto a él, pero no había notado que a este le hubiesen molestado. De hecho, lo del ascensor le pareció un estimulante para que siguiera con sus comentarios inoportunos, pero al parecer había captado el mensaje equivocado. Tenía en cuenta que debía darle espacio a Jimin luego del día que le había hecho pasar como compensación por su actitud tan repetitiva y agobiante, pero aún así no quería hacerlo; realmente deseaba pasar cada segundo junto a él. Buscando una excusa para pasar al menos un par de minutos más aferrado al cuerpo desnudo del profesional, buscó el reloj en la muñeca contraria, encontrando los números digitales marcando las nueve de la noche.

-Recién son las nueve, ¿crees que podría quedarme hasta que se hagan las diez?- el menor volteó con el ceño levemente fruncido y una mirada amenazante -Fija una alarma y juro que me iré en cuanto esta suene- Jimin aflojó sus facciones.

Tierra y otros elementos [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora