Epílogo

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La primavera había caído sobre Londres hacía unos cuantos días, por lo que las flores y el color verde predominaban por todo el vecindario cada que alguno se detenía a visualizarlo. Naturalmente, y por ser uno de los vecindarios con más espacios abiertos, el brillo y la alegría que transmitía la zona era especial y llamativo, provocando que todas y cada una de las personas que atravesaran las calles tuviesen una sonrisa en el rostro por el buen clima y ambiente que los rodeaba, como pasaba exactamente con Jungkook. El elemental llevaba varios minutos recorriendo el vecindario con soltura y curiosidad, distrayéndose en su trayecto al centro en varias ocasiones y provocando que su viaje pasar de una simple caminata de diez o quince minutos a una de casi cuarenta que parecía podía llegar a extenderse aún más por lo atento que se encontraba el joven a sus alrededores. Para él, quien había convivido y pasado muchísimos años rodeado de adultos, era extraño verse en un lugar rodeado y tan lleno de voces agudas como lo eran la de los niños; verlos jugar y corretear por las plazas o espacios verdes con los que contaba el vecindario resultaba curioso no solo porque o había vivido prácticamente nada de eso en su niñez, sino también porque creía que lo había olvidado.

Apretó con fuerza la caja entre sus manos y sacudió la cabeza con fuerza cuando, nuevamente, disminuyó la velocidad para mirar a un grupo de chicos que jugaban a algún juego en el que debían correr y atraparse; creía recordad haber jugado aquello con Taehyung y algunos compañeros de la escuela cuando eran pequeños, pero mentiría si decía que realmente lo recordaba. Miró superficialmente el reloj de su muñeca y abrió los ojos grande antes de acelerar el paso, casi comenzando a trotar, al encontrarse con que faltaban tan solo quince minutos para que dieran las diez y como pasaba cada sábado en el que no tenía trabajo, Jimin estaría pronto a despertar. Tenía que llegar a casa y preparar el desayuno antes de que el menor despertase si no quería que su sorpresa y todo lo que había estado preparando durante la última semana se fuera al garete por su constante distracción en las calles. Sabía que podía volar y llegar todavía más rápido a su destino, pero tampoco quería llamar demasiado la atención, por lo que simplemente comenzó a correr, procurando que el contenido del paquete en sus manos no se estropease por el rebote que hacía su cuerpo al avanzar; su nombre había tomado tanto protagonismo alrededor del mundo luego de la caída absoluta de los malignos que había casi prometido no utilizar sus habilidades a menos que sea realmente necesario con tal de evitar que alguien pudiese llegar a reconocerlo.

Cuando sucedió lo de Dakho, hacía casi dos años atrás, todos los medios de comunicación a nivel nacional y mundial habían hablado de ello sin siquiera saber exactamente que lo hacían debido a los cambios climáticos y drásticos a los que se había visto sometido el mundo entero, los cuales venían con el nombre Jeon Jungkook incrustado en ellos. Con el correr del tiempo, y visto que no podían seguir ocultando semejantes cambios al mundo, la Organización decidió hablar sobre lo sucedido, dándole una explicación a semejantes acontecimientos climáticos y dejando a todos con la satisfacción de saber que ningún maligno podría atentar contra la humanidad nunca más. Estratégicamente, y sabiendo que había datos que no podían llegar a conocerse, el equipo de la Organización se encargó de dar los datos justos y precisos para poder mantener unos cuantos secretos en su poder, pero no había logrado ocultar el nombre del elemental por más que lo intentaron, por lo que su nombre y rostro pronto habían ocupado un espacio importante en los periódicos y portales de internet. Todo que lo viese podía llegar a reconocerlo en cualquier parte del mundo, por lo que decidió, antes de dejar la Organización definitivamente, someterse a la operación que tapó el color de sus ojos, cubrir su brazo de tatuajes y mantener su cabeza rapada como lo hacía en la actualidad, transformándolo en una persona distinta de la noche a la mañana y pudiendo utilizar la frase "debes estar equivocado" cuando alguien creía haberlo reconocido. Para su reincorporación en la sociedad, su cambio había sido completamente favorable porque, a pesar de que no quería separarse verdaderamente de lo que era, era una nueva puerta y oportunidad para comenzar de nuevo, o al menos así lo veía cada que salía a la calle y sentía la brisa contra su rostro o cuando se encontraba rodeado de personas comunes y sin ninguna marca en los brazos o nuca que los identificase con alguna habilidad, siempre y cuando excluyese a Jimin, quien contaba con las dos.

Tierra y otros elementos [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora