Tierra y otros elementos [Kookmin]

7 ~ Consecuencias

La puerta sonó con fuerza cuando Jimin la cerró con ira, haciéndola resonar por todo el hospital y llamando inevitablemente la atención de las primeras personas que comenzaban a poblarlo. Estaba furioso, ¡más que eso!, y no había forma de controlar o calmar la ira que ahora recorría su cuerpo con velocidad y dinamismo; sus pisadas se habían vuelto fuertes y exageradamente sonoras, al igual que sus bufidos y el sonido que producían sus anotaciones cuando las apretaba. Había tenido que ser testigo de cómo los cuatro elementales se colgaban al cuello las piedras y como sus ojos se tornaban del color de su elemento, y tenido que soportar sus sonrisas cargadas de burla todo lo que estuvo dentro del consultorio, tiempo que gastó en discutir con el doctor por su repentina y poco profesional decisión. Se suponía que esa era su investigación y que Hoseok solo estaba involucrado en ella para solucionar algún que otro problema de salud con los entrenados o para darle algún consejo si llegaba a necesitarlo, no para contradecir sus decisiones y planteos y mucho menos para hacerle perder autoridad. Quería golpear al doctor en la cara una y mil veces seguidas, pero sabía que debía contenerse si no quería perder su puesto y avance que con tanto esfuerzo había mantenido.

Golpeó con su puño el botón que llamaba al elevador haciendo que este se hundiera más de lo normal y que resonara la placa metálica que lo rodeaba. Quería llegar a la sala de monitoreo lo antes posible y encerrarse allí hasta que los entrenamientos comenzasen, ignorar a todo aquel que tuviera un collar con una piedra brillante colgante e intentar sacar los últimos cuarenta minutos vividos de su cabeza, sin olvidar las ganas que tenía de insultar a Hoseok.

-Vamos- dijo alargando la primera vocal y golpeando de nuevo el botón notablemente ansioso.

Volvió a repasar sus anotaciones una vez más, entendiendo todas y cada una de sus palabras y números ahora que había perdido el sueño por el coraje, y concentró los resultados en su mente, logrando ignorara un poco lo sucedido. No había pasado toda la noche despierto para nada, así que llevaría a cabo su nuevo plan de entrenamiento a pesar de no haberlo hablado con el doctor; si Hoseok podía usar su autoridad para pasar por sobre él, Jimin también podía hacer lo mismo. Clavó la vista en la pantalla sobre la puerta y volvió a bufar cuando notó que este aún no había llegado al uno, por lo que golpeó de nuevo y repetidas veces el botón y dejó que el enojo volviera a invadir sus pensamientos.

Jungkook, quien se había levantado temprano para poder pasar por el gimnasio antes de los entrenamientos, entraba al hospital con tranquilidad y con pequeña toalla blanca sobre sus hombros, señal de que acababa de terminar con su propia sesión de ejercicios. A pesar de estar algo sudado y de sentirse incómodo por eso, decidió pasar por el consultorio de Hoseok antes de volver a su habitación a ducharse y hablar directamente con él sobre algunas cuestiones. Había tenido un par de noches en las que el dolor de cabeza y las palpitaciones no lo habían dejado dormir con tranquilidad, por lo que quería tener una opinión profesional y respetada sobre el asunto. Sin embargo, cuando escuchó el sonido del metal al ser golpeado y vio a Jimin sumamente alterado frente al elevador, decidió cambiar de destino y averiguar qué era lo que estaba sucediendo con el joven entrenador.

-Ey, Jiminnie. ¿Qué pasa?- habló una vez estuvo cerca, contemplando como el menor pateaba la puerta cerrada frente a él.

-Este maldito elevador tarda años en bajar- bufó -lo detesto.

-¿Y eso es lo que te tiene tan alterado?

-No estoy de humor para hablar, Jungkook, así que te agradecería que me dejaras solo.

Las puertas frente a ambos se abrieron justo cuando el morado frunció el ceño, dándole a Jimin la posibilidad de entrar con rapidez a la estructura y apretar de la misma manera el botón con el número cuatro. Las puertas comenzaron a cerrarse pero Jungkook no dudó en entrar, ignorando completamente el pedido de su compañero y teniendo que empujarlas cuando estas casi se cierran con él entre medias.