Somewhere Only We Know (Chalastor )

Parte 1. Certain Changes...

En el infierno, dividido en nueve círculos concéntricos, el más pequeño y profundo, se conoce como la Ciudad Pentagrama.
En ella, viven los demonios más perversos y poderosos, que merodean entre los pecadores mas ruines.
Las calles se encuentran llenas de establecimientos de vicio y ocio. El aire siempre es tibio y pesado, más aún en este día, cuando apenas hace unas horas que fue anunciado el final del exterminio anual. Restos de edificios en llamas, y calles manchadas de sangre y repletas de trozos de cuerpos. Un paraje desolador. No obstante, los habitantes no se detienen a mirarlo y continúan con sus vidas mundanas.

Al este de la ciudad, se alza un edificio peculiar, muy alto, y absurdo en su composición, pues parece construido con pedazos de otros edificios, de diferentes épocas y culturas.
En lo alto, unas grandes letras rojas remarcadas con bombillas en donde se puede leer "Hazbin Hotel", brillan débilmente, titilando de vez en vez.  Lo curioso es, tiene solo unos 30 minutos de llamarse así.
En el jardín rojizo y seco que rodea el edificio, en un cráter poco profundo, se observan aún, los restos humeantes de algún artefacto, rodeado de pequeños e inmóviles objetos redondos en pedazos.

Es, precisamente en este edificio, donde la historia se desarrolla, específicamente en la recientemente remodelada, cocina. Y con reciente, nos referimos a hace 2 minutos.
Se trata de una estancia inmaculada, con superficies de acero inoxidable, una nevera del tamaño de una habitación, repleta de ingredientes de alta calidad. Utensilios y recipientes se observan en las estanterías, y, en el centro de todo, un individuo peculiar, saltea ingredientes con mucha destreza, dentro de una cacerola extendida.
Es un joven de alrededor de 28-30 años, alto, con diferentes tonalidades de rojo en toda su persona. Su ropa, rojo oscuro, elegante, su cabello con unas pequeñas astas y orejas de ciervo, de color rojo vivo. Pero lo que más resalta es su sonrisa, amplia e inescrutable, y sus ojos rojo brillante, que brillaban aún mas con el fuego que ardía frente a ellos.

Alrededor, observándolo, se encuentran siete personas. El primero, alto, con cabello blanco desordenado y ocho extremidades, se mecía en la silla alta y, de tanto en tanto, echaba miradas efusivas al individuo sentado frente a él.
La tensión entre ellos es casi palpable. El sujeto en cuestión, tiene la apariencia de un gato antropomorfo con sombrero de copa y alas carmesí, en su cuerpo se observan las figuras de los naipes ingleses, y constantemente se lleva a los labios una botella verde brillante.

Una pequeña criatura de un ojo, observa embelesada al joven cocinero, mientras se dispone a acercarle los platos para servir.

Las dos chicas observan con recelo al Demonio de la Radio mientras sirve los platos y se los acerca, el platillo huele delicioso. Luce como un arroz salteado con mariscos. La princesa se relaja un poco, y prueba un bocado. De inmediato sus ojos se abren y después se abalanza por otro bocado más. La chica a su lado la sigue, mientras observa con el rabillo del ojo al extraño individuo, que no ha parado de hablar mientras cocinaba y ahora no paraba de hablar con las dos pequeñas cabras Razzle y Dazzle, que se sentaban a cada lado suyo. Su voz era otro aspecto importante y extraño en su persona.

La primera en terminar fue Niffty, la pequeña chica de un ojo, que de inmediato inició la labor de fregar los platos y utensilios ocupados. Al tiempo que preparaba tazas de café.

El sujeto-gato, cuyo nombre era Husk, se incorporó rechazando el café, y avanzó un par de pasos para abordar a la princesa.

-Tu, rubia. Muéstrame cual será mi habitación – Ante aquella petición,  las dos cabras se levantaron y le señalaron el pasillo, deteniendo la puerta para que Husk pasara.
La puerta se cerró tras ellos, y de inmediato, el sujeto de ocho brazos, llamado Angel Dust, los siguió sigilosamente con una sonrisa pícara en la cara.

La pequeña Niffty se disculpó y abandonó la estancia para unirse a la repartición de habitaciones, ansiosa por comenzar a ordenar la que sería destinada para ella.