023

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023: Recalcar
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Marilyn tenía el celular de Aaron en mano, mientras la pantalla de este se iluminaba con la notificación de la alarma y el irritante ruido de radar de iPhone que todos conocemos. No me mal interpreten, amo a Apple y la gran creación que hizo Steph Jobs; ese hombre forjó la compañía tecnológica más famosa en el mundo y fue algo grandioso, pero, cabe recalcar que el maldito ruido de radar que hay en las alarmas del reloj que posee el dispositivo es el ruido más irritante que he escuchado en toda mi vida. Aunque, por otra parte, es demasiado efectivo a la hora de hacernos despertar. Lo cual si lo piensan un poco es una de las mejores cosas sobre esta compañía, tiene sentido todo lo que hacen y no hay una sola cosa que hagan mal.

Aparentemente a Marilyn no le interesa la efectividad de Apple y sus productos, menos si es uno cuyo dueño juega basketball con el numero treinta designado por mi padrastro y mucho menos si esta en boxers en mi cuarto de baño.

—Jenna Anastasia Kennedy Walker, tienes solamente dos minutos para aclararme que está sucediendo aquí antes de que tu madre se entere de que hay un maldito jugador de la secundaria en tu habitación —mi mano se dirigió a mis ojos para frotarlos con frustración.

¿Por qué demonios al numero treinta se le ocurrió poner una alarma para las cinco de la madrugada?

—Entrégale su celular a Lightwood —pedí. Aarón extendió su mano para que su casi hermana le entregase el dispositivo, el cual soltó sin cuidado alguno en las agiles manos del chico.

Más que agiles diría yo... mierda tengo que concentrarme.

—Siéntate en la cama, vamos a hablar —ella negó y entonces noté que tenía lagrimas en los ojos.

—¿De que vamos a hablar? Está todo claro. Mi mejor amiga estaba acostándose con mi casi hermanastro. ¿Enserio pensabas que no me iba a enterar de su jueguito? —negué caminando hacia ella, la cual retrocedió.

—¡No! Déjame explicarte, sabes que no somos así. —mi mirada se dirigió hacia Aaron quién observaba todo en silencio—Yo no soy así —aclaré.

—¿Explicarme? Esto está más claro que el agua. ¡¿Que más puedo pensar si Aaron está en boxers dormido en el baño?! —me sobresalté por como gritó.

—No grites, mamá está dormida.

—¡Me importa un cuerno quién esté dormido o no! ¡Mi mejor amiga se acostó con mi hermanastro y se suponía que lo odiábamos! ¿¡Que demonios te hizo cambiar de opinion?! —los gritos de Marilyn se hacían eco en el lugar y en mi cabeza.

A este punto yo ya había comenzado a alarmarme. Mi madre estaba dormida como se supone que estemos todos nosotros, son las cinco de la madrugada y tengo un Aaron en boxers en mi habitación junto a una enojada y decepcionada Marilyn reclamándome por algo que siquiera he hecho. Si continuaba gritando de esa manera despertaría a mi madre, John, Amara, los vecinos de el lado, la mitad del barrio y hasta los vecinos de Aaron en su casa darían quejas por los gritos.

Y eso es poco decir, porque Aaron vive a mas de ocho cuadras de mi casa.

—¡Cierra la boca Marilyn! —un silencio sepulcral arropó el ambiente— No porque estés molesta o decepcionada tienes derecho a gritar y mucho menos si estas en mi casa. Son las cinco de la madrugada, tengo un dolor de cabeza qué está acabando con las neuronas que sobrevivieron al examen de la profesora Mitchells y digamos que estaba teniendo el único momento tranquilo de mi día, hasta que llegaste a acabar con el.

La mirada de ambos estaba sobre mi, mientras respiraba pesadamente, mostrando mi cansancio.

—Entiendo que estés molesta y que no entiendes como sucedió todo esto, pero, ¿Tú no te haz puesto a pensar en si tus acciones me hacen sentir mal a mi? Ya bastante tengo con mi madre y sus recurrentes exigencias diarias. Por otro lado los profesores y sus trabajos, tareas, exámenes, proyectos, trabajos en línea, emails y evaluaciones. Sumándole al entrenador exigiéndome estar en las practicas de los chicos en las tardes. Llego harta de todo y todos, y ¿Pretendes regañarme por dejar que él se quede aquí cuando su padre lo tiro a la calle? Estás muy mal, Mar.

La mirada de Aaron se conectó con la mía y sinceramente no noté cuando comencé a soltar lagrimas.

—¿Crees que eres la única con problemas? Tengo que soportar a este tarado y a su padre cada día en mi propia casa. Mi madre se pasa día y noche viendo revistas de bodas y preparativos porque no ve la hora en comenzar los preparativos de la suya. La secundaria esta cada día peor con sus trabajos y los malditos profesores con sus trabajos; y ¿sabes que? ¡El estúpido de tú mejor amigo se pasa cada segundo de su vida hablando maravillas de ti, mientras tu estás aquí revolcándote con este como una cualquiera! —sus palabras retumbaban en mi cabeza.

Sentí como las lagrimas descendían por mi mejilla.

—Es hora de que te vallas —La voz de Aaron llego a mi canal auditivo.

—¿Qué acabas de decir? No tienes ningún derecho a sacarme de aquí. No eres nadie, y mucho menos el dueño de la casa.

—Ya haz causado muchos problemas, te quiero fuera de la casa, ahora.

Me abracé a mi misma, intentando detener los escalofríos que me recorrían.

—¿Problemas? Problemas los de ella y su repentino interés en un tarado como tú.

—¡Basta! Ya me harté de escucharte. –ella se sobresaltó por mi grito— No tienes porque gritarme de esta manera, cuando, yo no he hecho nada. Allá tu si no me quieres creer. Además, no tengo porque darte explicaciones de nada, tú eres mi mejor amiga, no mi madre. Y, ¡Estoy harta de decir que Lightwood no me gusta! ¡Supérenlo ya!

Aaron me observaba desde la puerta, Marilyn parecía sorprendida por mi reacción.

—Corrección, ex mejor amiga.

Ella salió de mi habitación cerrando la puerta de un portazo, mi mirada calló en Aarón.El se rascó la nuca y caminó en dirección al baño. Cuando salió, traía puesta su camisa y sus pantalones. Traía su celular en mano y mochila en la espalda.

—Si quieres nos vemos en la secundaria, debo ir a la casa de mi padre para tomar mi ropa y algunas cosas. Eso te dará tiempo de pensar un poco —Asentí y caminé en su dirección hasta quedar unos cuantos centímetros de él.

Sus ojos azules me observaban en silencio, su mano acaricio mi mejilla y limpio las lagrimas que yacían allí. Cerré los ojos por instinto, inhalando el aroma de su perfume.

Sentí como depositó un beso en mi cabeza y se alejó de mi. Cerró la puerta con cuidado y desapareció en el pasillo.

Ya no tengo mejor amiga, y aparentemente salgo con alguien. ¿Qué loco no? Yo ni sabía que me gustaba alguien.

Es increíble las cosas que uno se entera que hizo luego de no haber hecho nada.

Es increíble las cosas que uno se entera que hizo luego de no haber hecho nada

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Three Point Shot | Libro I |  ✓. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora