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039: La mismísima perdición
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—Jamás me dijiste qué pasó antes de irte.

—Me echaron de la ciudad. No es un secreto que siempre he sido parte del bajo mundo por mucho.

—Si, lo sé —murmuré tratando de entenderlo.

Dallas y yo habíamos pasado el día juntos desde que nos encontramos. Ahora estábamos comiendo hamburguesas en mi auto. Bueno, al menos el comía, yo solo lo veía con nervios y miedo.

Miedo porque... le temía a la idea de perderlo de nuevo.

—¿Por qué me miras así?

—Perdón es que, aún no me hago la idea de que estes aquí.

—Se que fue algo inesperado pero ya no aguantaba las ganas de verte y yo no podía soportar ver como ese riquitillo se acercaba a ti y...

¿Quién?

—¿Qué? —pregunté anonada. Dallas al darse cuenta de lo que había salido de sus labios apretó la mandíbula y volvió la vista lejos de mi—, Estuviste espiándome.

—No diría espiándote, es más... cuidándote.

—¿Cuidándome? Dallas, cuidarme no es espiarme. ¡Joder! —gruñí dejando la hamburguesa de lado. Los ojos de Dallas me veían sin expresión alguna.

—¿Cuál es el problema? Nunca te molesto que te echara un ojo cuando salíamos.

—¡Si Dallas pero tú y yo ya no salimos! Es más, ¡Ni si quiera sabía que estabas espiándome! —suspire frustrada—, ¿Desde cuando?

—¿Desde cuando qué? —preguntó haciéndose el desentendido.

—¡No te hagas el estúpido! Sabes de que te estoy hablado, dime. Desde cuando me estás vigilando.

—Hace más o menos unos meses —murmuró dejando su comida de lado y viéndome—. Solo lo suficiente para ponerme al día.

—¿Al día? ¿Al día de qué?

—Ponerme al tanto, Jenn. Saber que estaba sucediendo, que amigos tenías, que había pasado con la cabeza de zanahoria, que sucedió con el nerdo de Malcom. Enterarme de los nuevos problemas y como andaba John. Nada más.

—¿Nada más? Por lo que veo sabes demasiado.

—Jamás te molesto que supiera demasiado de tu vida.

—Pues ahora si, desde que me dejaste traumada y con miedo a las motocicletas, Dallas.

Apreté la mandíbula y maldije interiormente al enterarme de lo que había salido de mi boca. La había cargado, hasta el fondo.

—¿Le tuviste miedo a las motocicletas? —preguntó incrédulo.

—Si, pero no fue por mucho.

—Parece serlo. ¿Por qué? —preguntó ya con un tono más serio.

—Es que... La simple idea de recordarte, verte o imaginarte, me dolía. Tanto que no podía pensarlo, me dañaba. No podía ver una moto, no podía ir al subterráneo, no podía hacer nada sin querer morirme por no tenerte conmigo.

—Eso es... Lo lamento Jenna.

—Yo también, pero, ahora estás aquí. Y prometiste no dejarme. ¿Cierto?

—Lo juro con mi vida.

[...]

—¡Jenna! —los gritos de Jonathan no tardaron en resonar tan pronto llegue. Vi como detrás de él, Ashton y Aarón me veían preocupados.

Three Point Shot | Libro I |  ✓. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora