No entiendo nada.

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Pasaban los días y mis recuerdos seguían sin aparecer, seguían viniendo extraños a ver cómo me encontraba, a parte me seguían haciendo más pruebas, cada día... EL lado bueno era que había empezado a recuperar un poco la movilidad, podía mover parte del tronco superior, la cabeza, cuello, brazos, mano... pero la parte inferior de momento no conseguía hacer nada. La recuperación me ayudaba, aunque el no poder hacer nada ni recordar nada era muy frustrante. Vet era de las pocas personas que me conseguía hacer sentir bien de verdad a parte de mis abuelos, Nadia y Robert. Con Constance y Erik no tenía la misma sensación, aunque el pobre Erik intentaba hacer todo lo que podía para que lo aceptara, yo no me sentía cómoda, para nada.

Cuando Vet salía de clase venía a verme cada tarde, estudiaba a mi lado y me contaba cosas sobre mi vida antes del accidente.

-Sabes, siento curiosidad por saber si hacía algún tipo de deporte.

Aunque llevase tiempo encamada tenía un cuerpo fuerte, podía sentirlo. Vet sonrió algo incomoda y pareció palidecer.

-Claro tía, hacías muchas cosas...

Cogió su móvil y empezó a enseñarme fotos mías, parecía estar bailando, haciendo ballet más concretamente.

-Se te daba genial antes del accidente... Lo hacías cada día, siempre estabas entrenando. Gracias a ti empecé a aficionarme a la fotografía. Y aunque ahora no te acuerdes siempre has sido mi musa, todas las fotos o prácticamente todas son tuyas.

Me avergoncé un poco, no quería hacerme sentir el ombligo del mundo, pero daba la sensación de que así era.

-¿De verdad era así?

Me miró sin comprender.

-¿A qué te refieres?

Me encogí de hombros y señale su móvil algo incomoda.

-No sé, cuando veo todas las fotos que me enseñas o que me enseñan, me da la sensación de que era una creída, lo que se hace entender como la típica niña consentida. Y no me siento así, ni quiero hacerlo.

Vet se echó a reír como si le estuvieran haciendo cosquillas.

-No te equivoques Alisa, tu no eras así, al contrario. Nadia y Robert son personas muy importantes aquí en Roma y siempre has querido dar una buena imagen por ellos, siempre has pensado en los demás y en el futuro. No mereces lo que te ha pasado.

Sus palabras me consolaron y no pude evitar darle un abrazo, aunque no recordara nuestras aventuras sabía que podía contar con ella, lo había demostrado desde que abrí los ojos.

-¿Crees que podré volver a bailar?

Asintió rápidamente mientras me cogía de las manos.

-Estoy segura.

Nunca estaba sola, aunque Vet pasara conmigo cada tarde, mis padres iban turnándose para estar conmigo, a veces se quedaban los dos y luego uno de ellos se quedaba a dormir. Me sentía agradecida de tener una familia así, tan dedicada por sus seres queridos. La única que apenas se pasaba a saludar era Constance, aunque tampoco me importaba ya que me parecía una mujer bastante insoportable. Prefería ver juntos a mis padres, cuando hablaban terminaban sonriendo, no entendía por qué no estaban juntos. Mis abuelos no paraban de contar batallas sobre mi padre de pequeño, y la vida que llevaban en EEUU, me gustaba mucho escucharlos y querían que en cuanto pudiera les fuera a visitar. Cosa que me encantaría.

Esa noche mi padre dormía conmigo, pero yo no estaba cansada, tenía los ojos clavados en el techo oscuro de la habitación ya que estaba todo apagado, aunque sabía que mi padre no estaba durmiendo preferí preguntar.

Black HeartWhere stories live. Discover now