DESCUBRIENDO EL AMOR

Capítulo 20

Astrid

     La invitación de mi madre para ir a comer a su casa fue algo que no esperaba, pero que sin duda sirvió para que yo obtuviera la bendición de tener junto a mi a las dos mujeres mas importantes de mi vida, por primera vez desde hacía semanas de estar enojadas mi madre se sincero conmigo y me contó como fue que llego a entender mi relación con Diana, no podía creer que mi novia tuvo el valor de visitar a mi madre ella sola para decirle de frente que me amaba sinceramente, me quede anonadada, jamás pensé que haría algo como eso, sin duda Diana me amaba demasiado y como la situación se mostraba diferente entre todas nosotras le mostré a mi madre el anillo de compromiso que Diana me había dado y el cual la dejo sin habla.

   Sin duda organice una boda la cual Diana quería que fuera solo en el registro civil sin llamar la atención, pero yo no quería que nuestra unión pasara sin pena ni gloria y tampoco quería que se sintiera menos por su pasado, por eso organice una pequeña ceremonia con ayuda de mi madre y Tania, quien me reclamó por haberle robado a su amiga pero que se alegraba de verla felíz, así que por eso dejaba pasar que Diana la dejara un mucho al olvido.

   Busque mi traje de novia yo sola a mi gusto, quería que fuera una sorpresa para Diana y también para mi madre, mientras que Diana fue a comprar su vestido con su amiga Tania.

   La noche antes de nuestra unión los nervios me comían aunque estuviera durmiendo al lado de Diana, quien al parecer estaba igual, ya que no dejaba de jugar con mis pies contra los suyos, su barbilla se rozaba en mis brazos y me hacía sentir un agradable cosquilleo hasta que nos quedamos dormidas.

    Desperté y lo primero que sentí fue a mi Diana cazadora, si, ella me había cazado como un cazador a su presa, sin necesidad de armas y balas, sino con tan solo mirarme a los ojos aquella tarde que marcó mi vida y la cambió para bien, me sentía plena, ya no buscaba algo más en mi vida, solo quería compartirla con Diana y hoy era ese día para confirmarlo ante los incrédulos.

   Al llegar al recinto las manos me sudaban por los nervios, me vestí de traje porque así me sentía cómoda con mi personalidad y porque seguramente Diana usaría vestido, espere ansiosa a su llegada hasta que no sé cuanto tiempo transcurrió, la vi llegar acompañada de su amiga Tania, Diana lucía un lindo vestido color beige, aunque me distrajo un poco el que no fuera blanco pero de igual manera se veía hermosa, sonreí y la vi acercarse a mi pero yo ya iba automáticamente hacia ella, la abracé y la levanté unos centímetros del suelo, no era tan difícil hacerlo ya que era mas baja y delgada que yo, pero es que es divina esa mujer.

   La ceremonia comenzó poco después de su llegada, nuestros invitados y testigos  estaban atentos a lo que  se llevaba acabo, mi corazón latía rápidamente lleno de emoción, mientras Diana apretaba mi mamo fuertemente y descubrí que ella estaba igual que yo, todo paso tan rápido que de pronto solo escuché que nos habían declarado esposas y por supuesto que sellamos el acto con un beso, de pronto me descubrí casi al borde del llanto y era porqué Diana ya lo estaba haciendo, lo demás se esfumó para mi y solo fui consciente de nosotras dos, estábamos  frente a frente y acabábamos de hacer oficialmente nuestro amor, era increíble sentir lo que estaba sintiendo en esos momentos, su mirada reflejándome era mi mejor regalo de bodas, la amaba y me amaba, sabía que no todo sería color de rosa o como el día de hoy, pero sabía que con ella quería pasar el resto de mi vida, vivir a su lado las altas y bajas de la vida.

-Te amó – le dije.

-Ya lo sé – me dijo sonriendo con lágrimas en los ojos de felicidad – te amó Astrid, te amó más que a mi vida.

-También lo sé, me lo dicen tus ojos.

-No puedo ocultar la verdad.

-No, no puedes. Eres un libro abierto para mí.

   Y nos volvimos a besar enajenándonos de todo y de todos.