Capítulo 2

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Astrid

   Estaba satisfecha con lo que había podido hacer por mamá y por mi durante estos años, ella ya no era prostituta desde hacía muchos años, ahora solo se dedicaba al hogar y a cuidar de mi, además de su preciado jardín en el cual tenía diversas rosas que eran sus favoritas y a mi me hacía feliz verla disfrutar de aquello que pude ofrecerle con mi esfuerzo, ella era mi motivación para seguir adelante y lo fue para cumplir mi objetivo de sacarla de ese mugre oficio que a mi no me gustaba pero que sin embargo gracias a eso que hizo mi madre me dio de comer y me dio estudio y a penas yo cumplir los veinte años me aliste para entrar á la policía, ya que gracias a mi padre tenía el deseo de detener a aquellos hombres que atentaban contra las mujeres, no fue fácil ser policía pero conforme iba pasando el tiempo quise ser algo más que una simple oficial.

    Ahorre todo el dinero que pude y conseguí un préstamo para comprar una casa o algún terreno a donde poder construir una casa y tras conseguirlo comencé a hacer mi segundo sueño realidad el de tener una casa propia, ya que el primero lo había conseguido pues al entrar a la policía mi madre dejó de prostituirse ya que me prometió dejaría de hacerlo si conseguía ser un policía.

    Tarde un tiempo en terminar de hacer la casa pero lo hice, así como logre pagar toda la deuda del préstamo y conseguía convertirme en una inspectora de la policía, mi sueldo era mayor así que eso me ayudo a hacerle unas mejoras a la casa y tener una vida mejor con mi madre además de empezar ahorrar para los imprevistos.

    Hacía casi un mes  había llegado el caso de una mujer que encontraron tirada casi muerta en una carretera solitaria, tenía las costillas rotas, nariz y le habían cortado las venas, era como si alguien jugará con la vida y la muerte, como si le gustará ver sufrir a las personas, en resumen, un sádico masoquista. Una vez que nos llegó la información del estado de salud de la víctima algunos oficiales fueron a verla para preguntarle sobre quien le había ocasionado todas esas lesiones, pero ella no dijo nada, dijo no ver el rostro de la persona que la agredió, obviamente tenía miedo y no quería decir el nombre de esa persona que seguramente la había amenazado para que no hablará, lo único que dijo es que era prostituta y no tenía a nadie más, sólo a una amiga y colega suya, por alguna razón sentí pena por esa mujer que aunque no la hubiera visto ocasiono ese sentimiento en mi, ya que muchos creían que por ser prostitutas debían de tratarlas mal y no era así, ellas estaban haciendo el trabajo más antiguo y el más difícil, porque al menos yo, no me atrevería a revolcarme con algún viejo borracho.

   Pasado un mes de este incidente volvimos a tener otro caso parecido, sólo que está vez la mujer no corrió con tanta suerte, era el mismo modus operandi y eso nos hizo llegar a la conclusión de que se podría tratar de un psicópata o asesino serial con odio a las mujeres, en especial contra las prostitutas, está también lo era y mostraba los mismos golpes e incluso también le cortaron las venas muriendo desangrada y además tenía una fuerte contusión en la cabeza.

DESCUBRIENDO EL AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora