Capítulo 5

1.2K 106 4
                                    

Diana

Fue tan raro que aquella persona que tocará a la puerta de mi casa fuera la misma que hizo que mi cuerpo sintiera correr electricidad por todo mi ser y que por primera sintiera una agradable sensación en mi, pero a la vez me avergonzaba que descubriera que era una prostituta, una cualquiera, no sabía porque me preocupaba tanto lo que está mujer pensará de mi, ya que desde que muriera mi madre no me importaba lo que los demás pensarán de mi.

Lo que me gustó de aquel inesperado encuentro fue saber su nombre, el cual era fuerte así como parecía ser ella pero a la vez parecía tener cierta delicadeza, ahora entendía que alguien como ella jamás tendría un mínimo interés en mí, además pertenecía a la policía y, podría no hacerlo con ese porte y estatura, de alguna manera por eso le creí cuando dijo que me brindarían seguridad si yo les brindaba la información que necesitaban y yo por alguna razón ilógica me sentía segura con tan solo verla, algo me decía que era el tipo de mujer que prometía lo que decía, además de que note que mientras viajábamos ella me miró en varias ocasiones por el espejo retrovisor.

-¿Conoce al tipo que la agredió? - fue la primera pregunta que me hizo el jefe de la investigación.

-Si, si lo conozco.

-¿Cómo lo conoció?

- Lo conocí en el club donde he trabajado por alrededor de diez años, yo bailo y soy prostituta - dije un tanto avergonzada pero el rostro de ella y él se mostraron imperturbables - él me vio bailar y le guste, pago una cuantiosa cantidad por pasar toda la noche conmigo fuera del club, era la primera vez que salía para estar con un cliente, por lo regular siempre estamos en los cuartos del lugar.

-Y..¿qué pasó en esa ocasión?

-Nada, sólo fue sexo y nada más. En ese momento no hubo nada raro.

-¿Entonces como fue que pasó lo de hace unos meses?

- Bueno, eso fue porque me pago por un año una buena cantidad de dinero por ser su esclava sexual, en ese tiempo necesitaba el dinero para asuntos personales y no me negué.

-¿Qué hacías? o mas bien ¿que hiciste en ese tiempo?

-Complacerlo en sus fantasías del sexo BDSM, me mantenía en su casa todo el día encerrada, había un contrato de por medio y sólo podía salir si él me daba permiso.

- Se mostró violento de más en ese tiempo.

- No, sólo lo que ameritaba al juego sexual, aunque a veces si había dolor - dije tímida - no podía quejarme o sería castigada, salía de su casa una vez por semana pero debía volver por la tarde. Hasta que la última noche de nuestro contrato el me agredió brutalmente luego de tener sexo, eran pasadas las doce de la noche cuando comenzó a golpearme diciéndome que era una porquería y de mas insultos, cuando yo quedé desorientada por los golpes fue cuando él me corto las venas y antes de que sus empleados me llevarán abordo en la cajuela del auto, me dijo que si vivía pagaría la deuda de mi hospitalización y poco más de cien mil pesos, ya que terminado el contrato el debía de terminar de pagarme lo acordado por el trabajo.

-Ósea que la golpeó sólo por gustó - yo asentí - ¿cómo se llama? Y ¿a qué se dedica?

-El tiene mucho dinero, es empresario se llama Roberto Cantú Olivares.

-¿Sabe donde vive?

-Si.

Fue una larga tarde de preguntas y respuestas, al final de dar toda mi declaración me sentí cansada y con mucha hambre, bostece cuando caminaba detrás de Astrid quien me llevaría de regreso a casa, la observe mientras caminaba delante de mi, su cuerpo era atlético, lucía unas piernas hermosas con esos pantalones de mezclilla azul que llevaba puestos, sus zapatos le daban ese toque casi varonil, mientras que su camisa negra le daba aires de seguridad y personalidad, su cabello castaño hacía saber que era una mujer, y no cualquier mujer, pero mi encanto se vio interrumpido cuando ella voltio a verme para asegurarse de que yo la seguía. El trayecto fue nuevamente en silencio pero sólo ella y yo, me sentía tan nerviosa que pase mirando por la ventanilla del auto durante todo el trayecto.

-Toma - me dijo dándome una tarjeta personal - es mi tarjeta con mi numero por si ves cosas raras o sientes que estas en peligro.

- Gracias - dije tomándola.

-Disculpa por despertarte y llevarte sin comer.

- Esta bien - dije cohibida.

Esa mujer me ponía así inexplicablemente, bueno, no era inexplicablemente, me ponía cohibida porque me gustaba y era la primera vez que alguien en toda mi vida me gustaba, pero sabía que con ella nunca habría nada, sólo sería como mi amor platónico que tal vez nuca jamás volvería a ver en mi vida así el destino nos hubiese hecho coincidir en varias ocasiones, sin decir mas se marchó y yo entre a casa para hacer algo de comer pues ya era tarde y dentro de poco tendría que irme al club nocturno, volver a lo que era y olvidarme de estúpidos sueños que no eran para mi.

DESCUBRIENDO EL AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora