RAIN IN HELL | YoonMin [+18]

Capítulo 1

• ━━━━━━━━༺۵༻━━━━━━━━ •

Yo soy la proyección de la mentira en que vives. Júzgame y senténciame, pero siempre estaré viviendo en ti.
•━━━━━━━━༺۵༻━━━━━━━━ •

15/noviembre/2020 - 02:56 am. Guryong, Seúl.

El goteo de la lluvia aumentaba con el paso del tiempo. Atronador, invasivo, desesperado, como si buscara arrasar con todo a su paso. Como un huracán en busca de destrucción en medio de la calma; pero esa paz, esa quietud, ese sosiego en medio de la tormenta, era aquél joven de cabellos rubios y labios abultados. Aferrándose así mismo, de brazos cruzados, en busca de calor, con la esperanza aún latente dentro suyo de que alguien, quién sea, estaría dispuesto a contratar sus servicios.

Hacía tiempo que los autos dejaron de transitar por las calles y un silencio tétrico se había instalado en toda la cuadra. Nadie rondaba por ahí, los perros dejaron de ladrar, las personas se refugiaron en el calor de su hogar, y hasta los vagabundos se habían escondido en las alcantarillas. El cansancio en sus párpados para ese punto era demoledor y luego de horas parado en aquella posición incómoda, dejó de sentir sus piernas y el roce de la lluvia contra su piel descubierta.

Temblaba, todo dentro de él se sacudia por las ráfagas de viento helado que azotaban contra su delgado cuerpo. El pobre chico tenía frío, hambre y sueño; pero no podía irse, no a sabiendas de que no tenía un centavo en los bolsillos. Pink poseía el conocimiento de que tenía una gripe asegurada, pero no dinero y aquello no era ganancia, en absoluto. Su corazón se apretó dentro suyo con el vago recuerdo de su refrigerador vacío y las cuentas que tenía que pagar, acumulándose con el paso de los días.

No debía temblar. No debía llorar. No debía gritar.

Le dolía respirar, pero él sabía que era por contener los sollozos lastimeros que le cortaban el pecho. Un suspiro tembloroso salió de sus labios  y cerró los ojos por un segundo, sintiendo como la lluvia humedecia sus párpados y resbalaba sobre su rostro, escondiendo las lágrimas que enardecián sus ojos y buscaban una salida. Que escondían dolor y desesperación en esa provocativa mirada y ensombrecian su atractivo semblante.

Sin embargo, en el silencio sepulcral de aquélla calle, con el sonido de la lluvia y los relámpagos alumbrando el cielo nublado, en la tensa espera de un cliente, el chico pudo escuchar a lo lejos el ruido de unas llantas pisando el duro asfalto.

Pink abrió los ojos de golpe, como alguien que ha sido pillado en medio de una travesura y de manera casi automática descruzó sus brazos. Se tragó la desesperación que le embargaba, avivando su postura altiva y provocadora pese a estar completamente mojado. Se obligó a empañar sus ojos en un deseo incitador que no sentía y moldeó sus esponjosos labios en una curva perfecta, que seducía e invitaba a probar de ellos.