Capítulo 14

3.2K 351 196
                                    


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



—¿Sabes qué, Min? –curiosea NamJoon, con vestigios de buen humor en la voz y tonteando con el ruedillo de unas hojas viejas.

—¿Qué? –responde en tono seco el agente, serio como siempre y escueto en su lenguaje, hojeando los archivos que reposan en una carpeta llena de cientos de casos procesados y muchos sin nexo, que esperan ser leídos.

—Te apesta la boca a cebollas.

El agente Kim suelta una risa burlesca que resuena en toda la oficina, acompañado de ligeras palmadas contra la madera del escritório de su compañero, como si hubiese contado un chiste gracioso, una falacia tan divertida que es imposible no reír. Sus ojos se achican por la fuerza de las carcajadas que brotan libres de su boca, siendo incapaz de ver la mirada sería que le ha dedicado YoonGi por su comentario latoso, molesto y, sobre todo, innecesario.

Los últimos rayos del sol se asoman por la ventana industrial del despacho, en un sábado por la tarde y la estación de policía comúnmente abarrotada de sonidos molestos y oficiales por doquier, se encuentra inusualmente silenciosa y un tanto deshabitada. Lo único que se puede oír es el sonido de algunos agentes recorriendo los pasillos, compartiendo una conversación íntima con una resonancia fantasmal, y la risa poco disimulada del agente Kim NamJoon.

—¿Qué diablos comiste, hombre? –formula la pregunta un tanto burlón el castaño, luego de volver a su postura derecha contra el asiento de cuero y tomar la carpeta que había caído a un lado del reposabrazos, entre sus manos.

—¿Y a ti qué demonios te importa lo que como, Kim? –brava con otra pregunta el pelinegro, con la voz goteando vestigios de poca paciencia y, más por comedido que por amargado, suelta un suspiro cansado.

La mirada que le dedica a su compañero daba la clara advertencia de que no aceptaría otra broma sobre su aliento, ni mucho menos toleraría perder el tiempo en responder algo tan absurdo como aquello. YoonGi nunca fue de las personas comunicativas, habladoras o receptivas al uso de su persona; y que indaguen sobre su vida o hagan comentarios sobre su aspecto no era algo que él fácilmente acepte.

—Estuviste toda la semana con un humor bastante tranquilo y ahora pareces un maldito perro con rabia –comenta pensativo NamJoon, utilizando su suspicacia e inteligencia excesiva en el tono que emplea, para luego añadir con duda en la voz: –¿Qué te tiene así? ¿Es algo relacionado con el caso?

—Efectivamente –contesta YoonGi, mintiendo deliberadamente y dejando salir un gruñido que podría interpretarse como falso pesar; sin embargo, solo era una excusa trillada y barata para despistar a su compañero de su verdadera molestia. Llenar la tumba de flores, es la mejor manera de contentar a un muerto. Y contestar a las preguntas de NamJoon, es la única manera de detener su parloteo constante–. Estuve leyendo el informe que ha enviado el Dr. Choi cientos de veces durante toda la semana, analizando cada detalle... pero algo no me cuadra.

RAIN IN HELL | YoonMin [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora