Capítulo 4

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El crimen perfecto no es aquel que no se resuelve, sino el que se resuelve con un falso culpable.
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24/noviembre/2020 - 19:12 pm. Departamento de policía de Seúl, Corea.

Era el sonido de las pisadas, era el silencio de las paredes; era el frio que se colaba a través de las rendijas, era el calor que proporcionaba la calefacción. Era el invierno de la desesperación, de la insensatez y de la esperanza, era la estación de la luz, era la estación de lEra el ruido sordo de las computadoras, de los murmullos, de las quejas y súplicas de los civiles. Era todo lo que rodeaba a Min Yoongi y él estaba, completamente, harto.

Harto de leer informes y constantes papeleos. Harto de estar despierto hasta altas horas de la noche solo para conseguir otra pista del caso que llevaba. Harto de llegar a su departamento y encontrar nada, de ser recibido por la soledad y el frío de la estancia, haciéndole sentir un vacío que estaba comenzando a odiar. Él estaba harto de absolutamente todo y YoonGi presentía que podría estallar en cualquier momento. Que aquél flujo de emociones impuestas por el estrés y las horas sin dormir acabarían con su cordura, salud y con él mismo.

Yoongi necesitaba un descanso. Urgente.

No obstante, ¿cómo podía hacerlo cuando llevaba una semana sin tener tiempo para dormir, comer o siquiera para ir al baño? Una semana sin salir de la estación de policía, sintiéndose atrapado entre aquellas paredes que le encerraban y asfixiaban, dificultándole respirar. Las ojeras moradas abarcaban la mitad de su cansado rostro y el sabor de la cafeína se sentía como tierra contra sus papilas gustativas, dejando una escencia en hilo de amargura en su boca y acidez en la garganta.

Yoongi se encontraba recostado sobre la silla de metal de su oficina, de brazos cruzados, y con un cigarrillo colgando de la comisura de sus labios; apretado entre sus pequeños dientes, inmóvil, sin ser encendido, relajándole de algún modo con aquél sabor rancio en la boca. El pelinegro podía sentir como la peste se colaba en su cuerpo y como la sensación de no haberse bañado en días comenzaba a molestarle. Él sabía que apestaba y que su apariencia era deplorable. Sabía, también, que bañándose en perfume no solucionaba nada y que necesitaba una ducha urgente. Asímismo, no podía hacer nada de aquello. No cuando dos asesinatos brutales habían ocurrido en esa semana y, según las investigaciones, habían sido de la misma persona.

Aunque aquella era la incógnita que no le dejaba dormir al pelinegro: Quién era esa persona.

Y no, descansar no estaba en su lista de prioridades en ese momento. Era bien conocido por todos los agentes en la estación de policía de Seúl, que los métodos de investigación de Min Yoongi no siempre eran los mejores, pero si efectivos en su redundancia. Se podían calificar a muchos de trágicos, a algunos de cómicos, a bastantes simplemente de extraños, pero a ninguno de vulgar; y es que, el pelinegro se negaba a intervenir en cuálquier investigación que no tendiera a lo insólito o incluso a lo grotesco.

RAIN IN HELL | YoonMin [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora