Capítulo 6

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Si devoré a esas personas fue porque tenía hambre y me estaba muriendo. Mi sangre está envenenada y un ácido corroe el hígado. Era absolutamente necesario que bebiera sangre fresca.

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24/noviembre/2020 - 12:10 pm. Seúl, Corea.


La caricia reptó sobre la curvatura de su espalda, en una carne que se abría al paso penetrante de las uñas, cuyo tacto electrizante disparaban ondas de cosquilleos que estremecían los músculos de su cuerpo. La mano se abrió entorno a su cabeza y los largos dedos la envolvieron, hundiéndose entre los mechones desordenados de su cabello negro, sembrando caricias que producían punzadas de dolor al retorcer las raíces del pelo.

Luego descendió por su rostro, serpenteando entre las curvas que formaban los rasgos de su cara extasiada. Sintió la caricia recorrer la humedad de sus rasgados ojos, abiertos y ciegos, perdidos entre sensaciones que obnubilaban su razón. Jugosos, se retorcían en caricias que penetraban a través de sus oídos, ahogando todo sonido. El aroma salado y acre perforaba los poros de su piel ardiente, desgarrándolos como anzuelos que lo arrastraban a contorsionarse en busca de una mayor entrega y proximidad. Se filtraba amoldándose entre la forma de sus labios, forzando su tensa mandíbula y envolviendo su lengua con un cálido aliento sólido como la carne, que penetraba lentamente descendiendo por su garganta, hasta empachar.

Se estrechaba entorno a su miembro con firmeza, arañando su carne como una docena de espinosos zarzales envueltos en la hormigante suavidad del terciopelo, deslizándose a su alrededor como una docena de afilados dientes con el tacto suave de unos labios carnosos y sonrojados, que succionaban con persistencia todo su calor. Se hundía en sus entrañas con impetuosa ferocidad, inundándole y presionando hasta hacerle reventar.

Sólo entonces se retiró. Dejando un amasijo de carne flácida, tendones distendidos y cicatrices cerradas que resollaba, agotado, un último gemido fugaz.

Abrió los ojos.

El gorgojo de las aves y el ruido de los autos en la avenida más transitada de Gangnam, resonaba contra sus oídos, en un pitido constante. Los rayos del sol que se filtraba a través de la delgada cortina de la habitación, se diluía suavemente sobre su pálido rostro, molestándole. Miró a través de las rendijas de sus cansados e hinchados orbes la lámpara que se alzaba por encima de su cuerpo tendido sobre la cama, enredado entre mantas. Intentó levantar la mano para restregarla contra sus ojos y así poder quitar la quemazón que le incomodaba, pero una punzada en sus extremidades se lo impidió.

RAIN IN HELL | YoonMin [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora