Capítulo 10

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[Advertencia: el capítulo a continuación posee escenas violentas, sangre y lenguaje vulgar. Si eres sensible o no aceptas éste tipo de contenido, te recomiendo no leerla pero, si lo haces, es bajo tu propia responsabilidad. Reproduzcan la canción.]


• ━━━━━━━━༺۵༻━━━━━━━━ •Todos los asesinos poseen un comienzo, una rotura y un desenlace perturbador

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Todos los asesinos poseen un comienzo, una rotura y un desenlace perturbador.
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15/noviembre/2016 - 1:58 am. Seúl, Corea.


La lluvia azotaba contra su cuerpo sin piedad alguna, el frio colándose como filosas cuchillas sobre su piel, poniendo su carne de gallina. El hambre retorcía sus entrañas y, aunque intentó una y mil veces distraerse, el dolor en su estómago se lo impedía. No había probado bocado alguno durante días y su sistema le exigía una pequeña ración de comida, aullando como un animal hambriento.

Se refugiaba de la tormenta bajo la tapa de un basurero de metal detrás de un restaurante japones, con el mal olor de la comida en estado de descomposición inundando sus fosas nasales, provocándole arcadas. El chico de cabellos rosados había perdido la cuenta del tiempo en que paso durmiendo en las calles, sin un centavo en los bolsillos, alimentándose en los refugios cuando se lo permitían, como un callejero, un vagabundo sin hogar, sin un lugar a donde ir. Un perro que vivía de las sobras de los demás.

No tenía a nadie y él lo sabía. Ni siquiera podía recurrir a su mejor amigo porque temía su rechazo, el comprender la decepción que podría causarle saber lo bajo que había caído. No podía hacerlo, no cuando todavía creía que podía hacer algo al respecto con su miserable situación, pensando ingenuamente que podría lograrlo. Sin embargo, no pudo evitar sentirse sucio, maloliente, como si la peste tomara posesión de su cuerpo. No había tomado un baño en semanas y el olor que emanaba para ese punto era insoportable, como un cadáver que se descomponía al paso del tiempo, en una rigidez calavérica que se movía al compás de la danza de la muerte.

El joven alzó el rostro y dejó que las pequeñas gotas sucias que se colaban por las rendijas de sus ojos empaparan sus mejillas, ardientes, doloras. Dobló sus rodillas y las pegó a su pecho, abrazándose a ellas, en un débil intento de proporcionarse calor corporal en aquella fría madrugada de invierno. Sus dientes castañeaban impulsivamente, adoloridos y sucios, que mordían sin remordimientos aquéllos belfos sonrosados que destilaban pequeños hilos de sangre.

Su estomago rugía pidiendo a voces un poco de alimento, arañando sus paredes con sus garras filosas. Él sabía que no tenía otra opción, estaba apunto de desmayarse en aquél sucio callejón. Debía hacerlo, aunque la sola idea le produjera arcadas; sin embargo, era lo único que podría saciar su hambre, o una pequeña parte de ella...

Con asco, repulsión, maldiciéndose hacía si mismo en voz baja, y con las manos temblándole de nervios, tomó el frasco de ramen estropeado que yacía a sus pies, protegido de la lluvia. Le había tomado horas encontrar algo decente para ingerir en el bote de basura, y aquellos fideos fermentados parecían la mejor elección y lo único comestible entre tanta comida descompuesta.

RAIN IN HELL | YoonMin [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora